En este periodo en el que el invierno se envalentona a base de heladas y la primavera se anuncia con sol de mediodía, solemos caminar bastante por las Lagunas del Padul. El Ojo Oscuro, la Laguna del Aguadero, La Turbera Agia, el río Viejo, las madres, la Fuente del mal nombre, el camino íbero-romano del Cerro de los Molinos, ...
Y en este recorrido intentamos que los niños caminen con el corazón un poco sobresaltado, esperando la sorpresa detrás de cada carrizo, de cada sonido desconocido. Tienen que intentar caminar sin que "Alaridus" se apodere de nuestras voces, ese monstruo doméstico que consigue que nos incomuniquemos a base de pegar gritos. En definitiva, es un paseo para observar, aprender y enseñar.
Y un paseo de este tipo es el que está dando con paso decidido Paqui, una muchacha que está haciendo sus prácticas en Ciempiés, a quién aprovechamos para darle las gracias. Está haciendo gala de una gran responsabilidad, sensatez, buen hacer, capacidad de trabajo y de una actitud amable y cariñosa con los niños y con los monitores con los que comparte su jornada de trabajo.
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