martes, 25 de noviembre de 2014

El agua no tiene sexo.

La campaña "La vida del agua" ha visitado en esta ocasión el pueblo de Piñar. Es un lugar bonito para hablar del arquitecto de las Cuevas de Las Ventanas que han hecho célebre a esta localidad. 

En la escuela Hermanos Coronel Velázquez, al pie del cerro del Castillo de Piñar, trabajamos con los niños y niñas de infantil y primaria. Un cuento, un par de talleres y una charla participativa a sido nuestra contribución para fomentar el uso responsable del agua.

 Hoy, en el Día Internacional contra la Violencia de Género había que poner el acento en que el agua no tiene sexo. Sin embargo, la mujer juega un importante papel en el manejo del agua: a menudo es ella quien la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, sino también en la agricultura.  Las mujeres proporcionan prácticamente toda el agua que necesitan los hogares rurales.  Este protagonismo implica que la escasez de este recurso repercute con especial negatividad sobre la mujer.

Se ven obligadas a recorrer distancias cada vez más largas para procurarse el agua. Cerca del 30 por ciento de las mujeres de Egipto caminan más de una hora al día para cubrir las necesidades de agua. En algunas zonas de África, las mujeres y las niñas emplean ocho horas al día en la recogida de agua. Las niñas dejan de ir a la escuela para encargarse de transportar el agua y las expone a peligros para su salud y su seguridad.

En esta escuela de Piñar, como en tantas otras, un cartel pone de manifiesto que debemos seguir avanzando para erradicar el problema de la violencia contra la mujer, una vergüenza para esta sociedad que llamamos civilizada.




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