miércoles, 14 de enero de 2015

Por el desfiladero de los enamorados.



Esta ruta pretende adentrarnos en el Valle de Lecrin, ahora en plena producción de naranjas, aunque aún un poco fuertecillas. Es un recorrido largo estupendo para bajar los polvorones, una ruta rural de gran belleza en la que nos alzaremos hasta un castillo desde el que se puede contemplar este valle, el Castillo de Murchas o de Lojuela. Y entre naranja y naranja buscaremos fósiles de corales. 

El recorrido comienza en  Nigüelas, situado a 931 de altura sobre el nivel del mar, uno de los pueblos más bonitos del entorno de Granada. Bajamos hasta el Río Torrente por el desfiladero de los enamorados, por donde discurre, colgada de los tajos calizos que encauzan este río, la acequia de la Pavilla
Tiene un recorrido de solo 1,5 kilómetros desde el aljibe en el pueblo hasta el partidor. Se le conoce como el desfiladero de los enamorados y a la acequia como La Pavilla, debido a que estas antiguas veredas, eran utilizadas por los jóvenes para "pelar la pava".

Está suspendida en el vacío, horadada en la piedra caliza desde que estas tierras formaban el Reino de Granada y los nazaríes cultivaban las huertas aterrazadas de las estribaciones de Sierra Nevada.  La acequia que recoge el agua del deshielo para conducirla hacia los aljibes de las localidades del Nigüelas, Dúrcal, Acequias y Mondújar, está cargada de historia. 

Cuando llegamos al río Torrente lo atravesamos varias veces hasta que caminamos por su margen izquierda.  Pasamos bajo un gran puente de piedra caliza y seguimos el camino que ahora conduce a Murchas serpenteando entre almendros, cerezos, olivos y naranjos. El fuego devora el rastrojo y los restos de poda del olivo. Pasamos junto a una fábrica de ladrillos situada en la confluencia del Barranco del Pleito con el río Torrente

Nos comemos la fruta en un mirador hacia el  pueblo de Talará y a la Ermita del Santo Cristo. A nuestros pies, en suave caída, el campo está tapizado de naranjos; como telón de fondo Sierra Nevada.       

Abandonamos la población de Murchas, situada a 662 metros de altitud, por unas calles estrechas cercanas a la iglesia. Tomamos una vereda de unos 2 km que nos conduce hasta el Castillo de Lojuela.  Es la única fortaleza de la época califal del Valle de Lecrin; se conserva la muralla y la torre del homenaje. En sus muros de tierra prensada y cal se pueden observar trozos de cerámica romana. 

Regresamos a Murchas por una vereda diferente pasando por un campo donde observamos fósiles de bivalvos y corales. Viajamos al fondo de un mar antiguo donde, hace más de 25 millones de años, estos animales tenían su hogar. 

Desde Murchas, tomamos un camino que lleva a Melegís a través de un vergel de naranjos y limoneros.  La distancia entre ambas poblaciones es de unos 2 km. Iremos acompañados del ruido del agua que corre por las numerosas acequias cuyo origen se remonta a la época Nazarí.

Y en la receta de hoy es obligatoria la naranja; y como hemos visitado el mar y nos han acompañado las acequiar árabes, añadamos bacalao y cuscus. 

Ingredientes del cuscus a la naranja: 2 naranjas, 200 gr. de cuscús, 2 cebolletas, el zumo de 1 limón, cilantro picado, sal y aceite de oliva, 300 gr. de bacalao desalado, vinagre, pimentón, aceite de oliva y sal.

Pelamos una de las naranjas procurando quitarle toda la parte blanca de la piel. Cortamos los gajos en trocitos pequeños. Dejamos alguno entero para adornar. Cortamos las cebolletas muy finas, en juliana, y las mezclamos con el cuscús previamente hervido con mitad agua y mitad zumo de naranja. Añadimos el zumo de limón, los gajos de naranja picados y una pizca de cilantro picado. Removemos muy bien. Ponemos el bacalao, con una pizca de aceite, en una sartén y lo pasamos un poco por todos lados. Servimos en el plato el cuscús de naranja y encima el bacalao. Aliñamos con sal, un poco de vinagre, aceite de oliva y una pizca de pimentón. Decoramos el plato con los gajos enteros de la naranja.

1 comentario:

kamuniak dijo...

Fantástica descripción, me apunto esta ruta!