miércoles, 13 de mayo de 2015

La Cañada del Sereno

A pesar de los calores impropios de mayo, hemos disfrutado de un sendero primaveral que nos permite atravesar el Parque Natural de la Sierra de Huétor por zonas rocosas y bosques de pinos y encinas. A lo largo del recorrido de una docena de kilómetros, hemos ido parando en distintos miradores para contemplar el paisaje moldeado por el agua; las manos de la naturaleza moldean cerros, cuevas, majadas y valles a los que nos afanamos en ponerles nombre.

Gran parte del recorrido lo realizamos por un antiguo camino de herradura; podemos imaginar a los arrieros caminando al ritmo de los cascos de sus mulas.












El sendero comienza muy cerca de la casa forestal Los Peñoncillos. Antes de llegar a ella cogeremos una pequeña vereda que nos conduce al corazón del Parque Natural Sierra de Huétor a través de un fantástico pinar de repoblación donde destaca el pino resinero. Y pretendiendo el cielo se empinan los gamones en flor.

Nos adentramos en una zona denominada El Jardín, en la que el pinar clarea y cede terreno  a las encinas; en el sotobosque se entremezclan tomillos, romeros, jaras, agracejos, mejoranas y enebros.

Tras pasar la Loma de los Corrales dejamos a la izquierda del camino unas viejas construcciones ganaderas. Continuamos caminando hasta el mirador de la Zarraca, donde intuimos Sierra Nevada tras la calima.
Seguimos dirección norte atravesando nuevos barrancos y majadas; paramos en el mirador de Los Mármoles y nos desviamos unos metros al del Polvorite. En frente el Cerro del Corzo coronado por una caseta de los forestales.

Al llegar a un cruce de caminos seguimos la vereda a la izquierda, siempre en descenso por la umbria. Cruzamos un arroyo seco y conectamos con la pista forestal de Polvorite. Pronto nos volveremos a desviar a la izquierda siguiendo la indicación de La Cañada del Sereno.

Descenderemos por una zona de gran riqueza vegetal. Nuestro camino discurre entre pinos negros, laricios y silvestres hasta llegar junto a la base del Cerro del Púlpito. 

Estamos ante una mole de roca caliza a modo de pirámide de 1.426 metros de altura, que comparte grandeza con el Cerro de Garay, a la derecha, y con el Calar de los Mármoles, a nuestra izquierda. Nos detenemos en una explanada tapizada de flores para tomar aliento y un refrigerio.

Rodeamos el Púlpito y continuamos bajando hacia la Fuente de la Teja. Allí paramos para refrescarnos; el monte rompe aguas para parir al río Darro.

Descendemos por la pista acompañados por alisos, sauces, álamos, juncos.
Y así, llegamos hasta el Barranco de las Tejoneras donde la pista gira hacia el este, ahora en moderada subida.  Y alcanzamos el mirador de las Veguillas, lugar desde el que podremos contemplar el barranco del Darro.

La pista nos lleva de nuevo a Los Peñoncillos.

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