jueves, 2 de junio de 2016

De la Ragua a Aldeire.

Este sendero, el último del curso, nos llevará a visitar el extremo más oriental de la Sierra Nevada granadina, en el mismo límite con la provincia de Almería.

A lo largo del recorrido disfrutaremos de las hermosas y poco conocidas zonas de la media montaña de Aldeire, que se elevan por encima de los 2.000 metros de altitud y que albergan una destacada riqueza medioambiental y paisajística.

Podremos contemplar las magníficas vistas de la cuerda de los Morrones con los Llanos del Marquesado a nuestros pies, a la par que admiramos los aislados emplazamientos de antiguas cortijadas y corrales de pastores.

Con el autobús llegamos hasta el Puerto de la Ragua, a unos 2000 metros de altitud, único paso natural en la transversal de Sierra Nevada. Por el camino, subido en su cerro, se pavonea el Castillo de la Calahorra con sus suaves perfiles.

Comenzamos por una vereda en ascenso que atraviesa las pistas de esquí de fondo, ahora transformadas en verdes pastos. Dejamos a la derecha el itinerario adaptado de el Barranco del Hornillo. Unos caballos con sus potrillos se inquietan al venos pasar. Pronto cruzamos el Barranco del Cuco que nos acompañará a nuestra izquierda. La vereda transcurre en la frontera de un bosquecillo de pinos silvestres.


Seguimos ascendiendo con las dificultades propias de la altitud hasta el Collado de Los Cabañuelos, a 2.213 metros. Hemos pasado por prados de media montaña tapizados con matorrales almohadillados preñados de flores. Ocasionalmente el verde se ve interrumpido por afloramientos de esquistos angulosos y laminares.

Desde este mirador podemos contemplar la cuerda de Los Morrones; de izquierda a derecha el Morrón del Hornillo, el Morrón del Medio Día o de Aldeire y el Morrón de los Cirilos. Y a continuación el, aun nevado, Picón de Jeres.

Después de la foto de rigor comenzamos a bajar hacia Las Chorreras. Desde este collado hasta Aldeire hay 9 kilómetros y medio. Ahora la vereda transcurre por el interior umbrío de los pinares o por los bordes de los mismos. Cruzamos el Barranco de los Cirilos y pronto escuchamos el sonido del agua en las Chorreras. Llegamos así hasta el Cortijo de las Chorreras donde nos detenemos a merendar. Hasta el momento hemos recorrido unos 6 kilómetros.

Nos separan de Aldeire otros 5 kilómetros y medio. Ahora la vereda, siempre en descenso, es más ancha en algunos tramos. Pinares y prados se van alternando en nuestro caminar. Y como es el último sendero, algunos senderistas se ponen mimosos y hay que echar mano del reflex o hacer de bastón.

Dejando atrás cortijos y corrales de pastores que nos retrotraen al pasado ganadero de esta zona, llegamos hasta el valle del río Benejar.

Ahora solo hay que caminar junto al bosque de galería, pasando junto a antiguos molinos harineros asombrados ante la magestuosidad de los castaños centenarios.

Y así ponemos el punto y final, compartiendo una agradable comida y palabras de cariño y agradecimiento. Lo que vino después mejor ni contarlo...

Feliz verano a todos y todas y felicidades a Toñi.

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