jueves, 1 de diciembre de 2016

Ratón de biblioteca.


Hemos cogido un cuento antiguo y, tras un intenso lavado de cara, lo lanzamos de nuevo. Nuestro laboratorio para testarlo ha sido la Escuela Infantil Arco Iris. El recurso en cuestión es "Ratón de Biblioteca".

Esta actividad pretende acercar los libros a los más pequeños, a la magia que primero nos llega a través de la voz de nuestros cuenta-cuentos preferidos. Cuando crecemos y la capacidad lectora nos hace autónomos podemos sumergirnos en mil aventuras sin intermediarios.  A medida que devoramos con placer cuentos infantiles, literatura juvenil y adulta (si es que hay diferencia entre una y otra), vamos adquiriendo la creatividad, la capacidad de concentración y la pasión por la lectura propia de los ratones de biblioteca.

Este recurso parte de una novela de Sam Savage, Firmin, una estupenda fábula sobre los poderes transformadores, prodigiosos, de la literatura, y sobre los efectos que produce el haber crecido devorando libros: sensibilidad, poder de observación, sentido del humor, inteligencia y humanidad. Nacido en el sótano de una librería, el ratón Firmín aprende a leer devorando las páginas de un libro …

“Como tantas otras cosas que empiezan siendo pequeños placeres ilícitos, masticar papel no tardó en hacerse un hábito, para luego trocarse en adicción….Estoy convencido de que estas páginas masticadas aportaron la base nutricional de lo que modestamente denominaré mi insólito desarrollo mental, o quizá incluso lo provocaran….Descubrí que podía leer los títulos con gran facilidad. Evidentemente, ya a tan temprana edad padecía del catastrófico don de la hipertrofia léxica….

Mi degustación, al principio era tosca, descentrada, pero pronto empecé a percibir sutiles diferencias. Me di cuenta de que cada libro poseía un sabor distinto y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban en agudeza, llegue a captar el sabor de cada página, de cada frase y, finalmente de cada palabra…"

Para la elaboración de este recurso partimos también de una curiosidad que acontece en algunas bibliotecas de Portugal, sobre todo en la de Coimbra. Y es que allí, habitan unos peculiares archiveros, unos bibliotecarios alados: los murciélagos. Recorren por la noche las salas de las bibliotecas devorando los insectos que atacan a los libros. Nosotros nos preguntamos ¿serán en realidad ratones de biblioteca a los que la lectura les ha dado alas?

Tras el cuento realizamos un taller de elaboración de marionetas de papel de ratoncillos de biblioteca.

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