domingo, 17 de diciembre de 2017

Arroyo de Pradonegro y la acequia del Fardes.


Día frío y soleado; mañana que tiene el privilegio de matizar sus colores con la lluvia caída por la noche.

Iniciamos la ruta en el Área Recreativa de la Fuente de los Potros.  Avanzamos en dirección norte siguiendo la pista asfaltada que conduce a la aldea de Prado Negro. A unos 200 metros nos salimos de esta para tomar una pista que arranca a la derecha. Desciende paralela al cauce de un arroyo bordeando el Cerro de la Cueva del Sol por su cara sur. Seguimos descendiendo hasta llegar a una alameda ya en las inmediaciones del Arroyo de Prado Negro y de la Umbría de los Alcaldes.


Gotas de agua se suspenden heladas bajo los frutos del escaramujo. Quejigos y encinas compiten rellenando las laderas con sus distintas tonalidades de verde.

En este punto, por una vereda poco marcada, abandonaremos la pista para tomar dirección norte bordeando la alameda pelada. Nos aproximamos al Arroyo de Prado Negro. Ascendemos por un sendero que transcurre bajo las achaparradas encinas, dejando a la derecha una cueva usadas por los pastores como aprisco. El musgo está de un verde rabioso y los líquenes barbean en troncos y ramas.

Llegamos a los Llanos del Despeñadero donde encontramos las ruinas de un antiguo cortijo. Tras vadear el arroyo encontramos el Pilarillo de Manolo el del Molinillo.


Tomamos ahora un sendero que asciende zigzagueando en dirección norte en busca de los Tajos del Despeñadero. Pasamos junto a un par de abrigos también usados como apriscos. Y continuamos a la izquierda bordeando los tajos por un sendero que al hacer un giro a la derecha nos muestra  Prado Negro y a su arroyo.

Descendemos hasta llegar al cauce del Arroyo de Prado Negro. Tomamos el sendero hacia la izquierda que nos conduce a la escondida Cascada Grande de Prado Negro. Un poco más abajo contemplamos otros saltos de agua.

Desandamos nuestros pasos e iniciamos la subida a la aldea de Prado Negro. Seguimos la carretera  en dirección oeste y en una curva a izquierdas, justo cuando la carretera pasa un arroyo, la abandonamos por una pista que sube hasta la Fuente Grande, un gran nacimiento de agua donde nace la Acequia del Fardes.

Cruzamos el arroyo e iniciamos nuestra andadura por la Acequia del Fardes. Esta acequia, de origen árabe, se remodeló durante el reinado de Carlos II en el siglo XVII. El primer tramo de la acequia está soterrado, lo que nos permite caminar muy cómodamente entre un bien estructurado bosque mediterráneo. Pasamos por la Cañada del Moro, obviando la pista que se adentra en ella y siguiendo nuestra acequia que comienza a bordear el impresionante Tajo de las Garduñas.


Tras pasar los restos de una antigua alquería, tendremos que abandonar la acequia para pasar por debajo de la misma entrando a un pequeño abrigo rocoso. Bordeamos el impresionante Tajo de los Halcones por su cara sur mientras que a lo lejos podemos contemplar la mole caliza de la cumbre del Majalijar.

Continuamos por este sendero hasta que salimos a una pista con una fuente. Aquí abandonamos ya la compañía de la acequia para continuar en descenso hasta llegar al prado de Las Chorreras, con un mirador donde obtenemos unas vistas panorámicas impresionantes.


Continuamos y justo cuando la pista traza una curva a derechas, el sendero se sale de ésta y comienza a descender hasta buscar el cauce de un pequeño arroyo que entre pinos, abetos avanza cruzando un puente de madera y un frondoso pinar hasta cruzar de nuevo el Arroyo del Majalijar para desembocar finalmente en una pista. Aquí tomamos la pista en ascenso a nuestra izquierda durante unos 100 metros para tomar otro camino de menor entidad que nos surge a nuestra derecha que nos conduce, tras cruzar el Barranco de los Revocillos, hasta un sorprendente ejemplar de secuoya.

Ya solo resta pasar por un bosquecillo de cedros que nos conduce al área recreativa. Cerramos así el recorrido circular de unos 11 kilómetros donde hemos disfrutado de paisajes preciosos y rincones con encanto.

No hay comentarios: