miércoles, 18 de abril de 2018

El Torreón de Albolote


Un senderista sabe que en Granada hay muchos cerros que ascender y que todos ellos esconden gratas sorpresas: un paisaje, un viento o un pedacito de historia. Y siguiendo la saludable inercia de subir montes para alcanzar cielos ya rozados por civilizaciones anteriores,  nos hemos ido a Sierra Elvira para llegar hasta el Torreón de Albolote y a la Ermita de los Tres Juanes.


Partimos de El Chaparral desde donde nos dirigimos, entre olivos, a la ladera del cerro del torreón. Estamos en el término municipal de Albolote que significa encina.  Cogemos una vereda estrecha que hace frontera entre el secano y la umbría mediterránea de la sierra donde reina la encina achaparrada.


Al principio el desnivel es pequeño, pero cuando nos adentramos entre los pinos la pendiente pesa en las piernas.  Llegamos a la Placeta de la Reina, donde, tras tomar un respiro, echamos a caminar por un carril muy cómodo que conduce al Torreón. Llaman nuestra atención las flores de las jaras cuyos pétalos parecen de papel de seda y las humildes orquídeas.


Llegamos hasta el torreón árabe que servía para comunicar a toda la Vega de Granada, incluida la propia ciudad de Granada, los movimientos de tropas desde los pasos fronterizos. Es de época nazarí, y está fechado en el siglo XIII. Se edificó con forma cilíndrica, ligeramente troncocónica. Está construido con fábrica de mampostería de sillares y mortero de cal. Tiene un diámetro de 5,40 metros y una altura total de 9,50 metros. Posiblemente sea la torre árabe, de mayor tamaño y mejor conservada de la provincia.

Reponemos las fuerzas, no solo por alimentar la tripa, sino también el alma gracias a la bella panorámica de la Vega, Sierra Nevada y el Pantano de Cubillas. Bajamos por el Collado de los Pinos para pasar junto a las canteras de calizas del Tajo Colorado.


Desde allí subimos a los Tres Juanes. Esta ermita se empezó a construir en 1942 por el vecino atarfeño Juan de Dios Sánchez. Desde el principio su intención fue dedicarla a sus tocayos San Juan Evangelista, San Juan Bautista y San Juan de Dios.Pero nunca se dedicó al culto católico. Tanto la ermita como su entorno fue rehabilitada en 1990, denominándolo Parque de la Naturaleza Sierra Elvira. El interior alberga un pequeño museo de Ciencias Naturales.

Ya solo resta bajar por una serpenteante carretera rodeada de pinos hasta la localidad de Atarfe.

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