miércoles, 3 de octubre de 2018

Ruta 1. La Acequia Tarramonta.


Comenzamos a caminar con los senderistas de Buenos Aires.

Hoy caminamos entre los pagos de la Acequia Arabuleila y la Acequia Tarramonta, en la época en la que se recogía el tabaco y se colgaba en los secaderos. Ahora es parte del pasado de la Vega.


Pero disfrutamos de su presente intentando concienciarnos de que este paisaje, sin el cual no se entiende el devenir de Granada, debe tener futuro.

Partimos del Museo Memoria de Andalucía; recorremos el Parque Tico Medina y pasamos bajo la circunvalación para dirigirnos a la ribera del Río Monachil. Recorremos su margen hasta llegar al Río Genil, donde tomaremos la Vereda de la Requica.


Pronto nos encontramos con la Acequia Tarramonta que nos conduce hasta el final del Camino del Baño. Cruzamos la carretera llamada “del Barco” y, por el Camíno Viejo de Cullar, llegaremos al antiguo Cortijo del Pino.


De nuevo tomaremos la linde de la Tarramonta. Pasamos junto al Cortijo Cámara. La seguimos hasta llegar al Río Dilar que, tímido, esconde sus aguas bajo los cantos rodados. Esparragueras, ajos recién sembrados y los maizales son los cultivos que se dibujan en las lindes del camino.


Tomamos una vereda a la derecha paralela al río, caminando junto a altos cañaverales. Llegamos así hasta el Camino de Ambroz, los antiguos pagos llamados Cantarranas.  Lo seguimos hasta un picadero donde torcemos a la derecha para llegar a el Aula Rural de Ciempiés donde repondremos fuerzas.


Después atravesamos un haza con los ajos recién sembrados para acercarnos al Pozo de Santa Clara. Por el camino encontramos membrillos, nogales cuajados de nueces y algunos caquis.  Nos encontramos de nuevo con la acequia Tarramonta, siembre generosa en agua.


Con ella cruzamos de nuevo la carretera del Barco y la seguimos hasta que el camino desaparece y debemos seguir por la servidumbre de paso de un ramal de la acequia. Llegamos así a la Vereda de la Requica que de nuevo nos llevará hasta Granada tras 12 kilómetros recorridos.


Nos alegramos de encontrarnos con tantos rostros conocidos (todos reconocemos este cogote sobre el que se ladea elegante un gorro de paja) y tenemos la satisfacción de comenzar a caminar con nuevos y nuevas senderistas que se han animado a trazar veredas con nosotros. Gracias a todos y todas.

No hay comentarios: