Son esas cotidianidades las que hoy añoramos, los deseos que pedimos al genio. Los términos se han invertido: nosotros somos los que permanecemos encerrados dentro de la lampara maravillosa, frotando con mimo y paciencia su interior.
Lanzamos mensajes de optimismo al mar que nos separa y, al tiempo, nos comunica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario