Septiembre es el mes de las transiciones; como ocurre en casi todas las fronteras, es saludable detenerse, reflexionar y, luego, echarse a caminar, tarareando alguna melodía y con paso firme.
Es por eso que, al tiempo que maduran los membrillos y se preñan los secaderos de hojas de tabaco, las patas del ciempies se reunen.
Estos espacios para la toma de contacto, para desgranar lo fundamental y coordinarse son fundamentales. Se busca el equipo, el encuentro, el sentido de la labor y la anticipación.
Anticipar: conjeturar y prever lo que ha de suceder. Esta palabra está cargada de significado y debe tener un hueco en el bolsillo de todos nosotros.
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