Finalizamos mayo con el último itinerario cultural del Ayuntamiento de Granada. Lo realizamos por el barrio de los greñuos, de la antigua judería, un barrio al margen del turismo pero lleno de rincones con mucho encantos.
Y acompañamos a chicos y chicas del CEIP Fuentenueva.
El curso que viene esperamos guiar muchos más pasos por nuestra coqueta ciudad, para poner en valor su historia, para educar en el disfrute de sus múltiples y entrelazados paisajes.
Primero realizamos una introducción en el Aula Ambiental Isla Verde: el contexto y una visión general del funcionamiento de la planta de recuperación y compostaje.
Luego nos desplazamos a la nave de selección donde se separa la materia orgánica y de la fracción inorgánica se recuperan muchos subproductos. Fosos, pulpos, trómeles, rompebolsas, balísticos, electroimanes, aspiradores, corrientes de inducción, cascada de ópticos, prensas multiproducto, triajes, controles de calidad, biofiltros y muchas e intrincadas cintas continuas.
Posteriormente visitamos la antigua planta de clasificación de envases, reconvertida en un espacio experimental para el aprovechamiento del plástico film y el plástico mezcla.
Por último, nos acercamos a la piscina de lixiviado de las eras de compostaje, a los afinos y a la planta de desgasificación del vertedero y cogeneración de energía eléctrica a través de la combustión del biogás.
También vimos la planta en construcción donde se purificará el metano del biogás para su posterior aprovechamiento. Esta última ubicación es pura ingeniería química.
Gracias por las fotos a Sofía Diaz, Concejala de Medio Ambiente, Participación y Salud de Armilla. Aprovechó esta gran oportunidad de conocer al detalle este centro de gestión de RSU.
Necesitamos hombres y mujeres que, ya se dediquen a la ingeniería o a la política, se comprometan con la sostenibilidad y la economía circular, justa e igualitaria.
Hemos puesto patas arriba en el Centro Infantil Patosuca. El motivo, meter la primavera en la escuela de un modo divertido, vivencial y con todas las ventanas sensitivas abiertas. Los destinatarios, los duendecillos y duendecillas de 1 añito.
Y hablando de duendes, nosotros invitamos al nuestro, al simpático Torpón. Este personaje, después de presentarse a los niños y niñas les comenta que ha dejado la escuela llena de sorpresas.
Un montón de animalillos se cuelan hasta en los despachos. Un corderito, conejos, gallinas, pollitos, patos…
En un rincón del patio experimentamos con los sentidos: un mosaico de texturas, una mesa con botes sensoriales, pinturas luminiscentes, instrumentos musicales y paneles sonoros, cajas de olores, etc.
Y además, nos invita a realizar un taller de reutilización, convirtiendo un vaso de plástico en una flor muy primaveral.
En definitiva, una experiencia llena de sorpresas que pretende una inmersión en la primavera sin salir de la escuela.
Hay senderos en los que te reencuentras con tus orígenes. Somos parte de la naturaleza que se rige por el baile del sol y la luna. No hace falta irse lejos, buscar lugares exóticos y paradisíacos. Solo necesitamos una noche de luna, un bosque y la entrada de una cueva. Solo necesitamos acercarnos a la Sierra de Huétor de noche.
Esta noche lunática, donde las nubes juegan con el resplandor de la gibosa creciente, caminamos por un sendero que nos permite atravesar este Parque Natural por zonas rocosas y bosques de pinos y encinas. Hoy no buscamos panorámicas del paisaje; centramos nuestros sentidos en los murmullos, en la percepción casi olvidada de lo que la luna ilumina.
El sendero comienza muy cerca de la casa forestal Los Peñoncillos, por una pequeña vereda que nos conducirá al corazón del Parque Natural Sierra de Huétor. Es un viejo camino de herradura que podría contarnos infinidad de historias serranas: la Cañada del Sereno.
Nos encontramos inmersos en un fantástico pinar de repoblación donde destaca el pino resinero. A ras del polvoriento suelo el olor del tomillo, la gayumba, la mejorana y la manzanilla. Poco después de la loma de los Corrales, camufladas en la penumbra, aparecen unas viejas construcciones ganaderas.
Continuamos, a media ladera, hasta el mirador de la Zarraca. Desde que se ha puesto el sol, nos acompaña una luna que se asoma ocasionalmente entre las nubes. La rodea una aro blanquecino que anuncia lluvias. Seguimos hasta el mirador de los Marmoles, donde nos despedimos de la cañada. Pero antes, nos topamos con uno de los responsables del coro anfibio que pone sonido al paisaje, un pequeño sapo corredor.
Nos dirigimos ahora a la Cueva de los Mármoles. Una vereda en ocasiones pedregosa y pendiente nos baja a lo hondo del valle. Los frontales son imprescindible, sobre todo cuando atravesamos un viejo pinar que parece ideado por Tim Burton. Sus ramas bajas y secas parecen reclamar nuestras almas. Al salir del bosque, una suave subida nos conduce hasta los prados que rodean esta cueva, labrada con paciencia geológica por el agua. Y al acercarnos, escapa un macho cabrío que en ella descansaba.
Nos detenemos en esta oquedad donde estalagmitas y estalactitas se unen formando hermosas columnas calizas. Es un encantador rincón de la sierra que por la noche nos hace viajar en el tiempo; dentro de la cueva, o sentados junto a su entrada, sentimos el influjo mágico de la luna. Y algunos se transforman en maléficos zombis.
Desde allí bajaremos a la Fuente de la Teja, rodeados bajo un manto de pinos resineros, encinas y quejigos, y acompañados de madreselvas, ruscos, rosales silvestres y majuelos. Es un lugar fresco y tranquilo, lleno de surgencias de aguas que formarán parte del río Darro.
Descendemos por una pista ancha acompañados por alisos, sauces, álamos, juncos. No hacen falta los frontales, la luna actúa como un espejo de la luz del sol. Y así, llegamos hasta un cruce en el que decidimos subir a las Trincheras de las Veguillas. Del bando de los sublevados, constituían una atalaya defensiva del valle abrupto del río Darro. Pasamos por sus túneles y sentimos la angustia y el miedo de las noches más negras de nuestra historia. Nos detenemos a escuchar el ulular de los cárabos.
Retornamos a la pista forestal que nos conduce, siempre en ascenso, a los Peñoncillos, completando unos 8 kilómetros. Una ruta nocturna y fresca que nos limpia de urbanidad.
Hoy finalizan su periodo de prácticas en Ciempiés, Mohammed Amine Bakkali y Mohammed El Masnaoui, Amine y Moha para los amigos, que son muchos y muchas los que tienen en esta empresa.
Terminan así el Ciclo Formativo de Animación Sociocultural y Turística del IES Miguel de Cervantes.
Esperamos que se hayan sentido a gusto entre nosotros y que les resultara una experiencia formativa interesante. Por nuestra parte les agradecemos la ayuda que nos han prestado y su disponibilidad para aprender.
Deseamos un futuro venturoso a estos chicos de Tánger y Alhucemas que han abrazado la tierra de Lorca.
El recurso "Un paseo por mi vega" es una actividad en un entorno rural cercano al que acuden muchas escuelas infantiles del área metropolitana. Entre ellas las pertenecientes a la Fundación Granada Educa.
Estas escuelas infantiles dan gran importancia a las vivencias, al descubrimiento y el desarrollo de la creatividad.
En el aula rural de Ciempiés y en la Vega encuentran un espacio y un equipo de profesionales que les permiten desarrollar esos objetivos prioritarios.
Hoy realizamos la actividad "Rico, Rico, Rico" en el CEIP Virgen de la Cabeza de Churriana de la Vega. La dinamizaron Inés, Anaís y Mónica. Es una actividad que solemos hacer con mucha asiduidad en esté trimestre en el contexto de varios programas educativos (Isla Verde en la escuela o BioAtrfe).
Y a pesar de repetirlo, las monitoras dan la talla día tras día, metiendo frescura, alegría y profesionalidad, pretendiendo que cada actuación sea tan intensa como la primera.
Y por las observaciones de los docentes recogidas en la hoja de evaluación, lo consiguen. Aunque opiniones de este estilo son habituales, ya era hora que recogiéramos aquí una de ellas.
Es el privilegio de tener un gran equipo.
