Esta mañana, con una pícara sonrisa en la boca, Elena sacó esta foto, una imagen bastante cotidiana que le resultó cómica. Como a Ester y a mi nos parece entrañable (aunque de la sensación de que nos damos la espalda figuradamente), ahora la compartimos acompañándola de una explicación.
En la oficina no tenemos cobertura y para darle caña al móvil debemos salir fuera. Y tenemos la extraña tendencia, más propia de las gallinas, de auparnos a este poyete y hacer equilibrios mientras hablamos. Y no solo corporales, en numerosas ocasiones son acrobacias con la voz.