
Que orgulloso estoy de mis caminantes. Hoy, además de bastantes kilómetros hemos recorrido tramos sin vereda y cuestas bien empinadas. Y ni una queja; solo sonrisas. Esta última ruta de la temporada la hemos disfrutado con todos los sentidos alerta y caminando con las piernas y el corazón. Muchas gracias a todos y todas; sois un ejemplo a seguir.

Seguimos el rumor del Río Darro desde Huetor Santillan hasta Granada; tras reinar en el valle por él moldeado, que este río es alfarero del paisaje, es devorado por las entrañas de nuestra ciudad al final del Paseo de los Tristes. Las nubes suavizan la primavera tardía e intensifican los colores.

Comenzamos en Huetor Santillán, la alquería de la colina o Quaryat al Wata. Bajamos por la calle del Agua pasando por la Parroquia de la Encarnación (XVI - XVII), mandada construir por el Marqués de Guadalcazar que da apellido a esta localidad, Diego de Santillán, dueño de estas tierra tras la conquista cristiana.


Una vez rebasado el Cortijo tomamos un carril ascendente a la derecha. Caminamos entre choperas cuyo verde joven contrasta con el viejo de grandes encinas. Llegamos hasta un pequeño cortijo donde la pista, tan poco transitada que se ha perdido entre los jaramagos, nos conduce zigzagueando hasta el Darro.





Dejando el Darro a la izquierda y distanciándonos un poco de él, caminamos entre olivos hasta cruzar el barranco del Zapatero. La vereda se sombrea con los chopos. Cruzamos el Darro a la altura del Cortijo de Moronta, hoy Carmen de los Granados. Seguimos la acequia y a unos pocos metros la atravesamos por un puentecillo y tomamos una trocha muy empinada que nos conduce hasta la vereda de la acequia Real.

El paseo por la vereda baja de la Acequia Real es precioso. Arranca en un quejigal que va dando paso a una matorral bajo tapizado de flores de colores. Y al fondo la ciudad atemporal de Granada enmarcada por las laderas de Valparaiso.

Mezclamos un vaso de agua y un vaso de azúcar; a fuego lento preparamos un almíbar. Le mezclamos cinco yemas y dos huevos enteros que hemos batido previamente. Hacemos un poco de caramelo y lo añadimos en el molde. Sobre el ponemos la mezcla de los huevos y el almíbar. Y lo ponemos a cuajar al baño María.