sábado, 2 de diciembre de 2017

El Canal de la Espartera


Una mañana fría. El suelo duro y helado. El Trevenque y los Alayos son los espectadores de la ruta que hoy trazamos en el entorno del Canal de la Espartera. Su nombre procede de la fábrica de esparto a la que se destinaba la electricidad  producida en la Central de Dilar merced a la fuerza del agua que se conducía a través de este canal.

Comenzamos la ruta caminando desde La Fuente del Hervidero, un poco más arriba de Cumbres Verdes (La Zubia). Contemplamos a la izquierda el perfil del Cerro Huenes, el Tamboril (también llamado la Tetica de Huenes), el Pico de La Carne y el Trevenque.


Tras pasar esta fuente ascendemos hasta la Cañada Real de Huetor Vega a Dilar, dejando atrás la Boca de la Pescá y el Cerro de Las Pipas. Llegamos al Canal de la Espartera, junto al derruído Cortijo Sevilla. Un chopo coloreado de otoño lo contempla.


Realizaremos un sendero circular cuyo objetivo es alcanzar la Toma del Canal. Vamos dejando el Canal de la Espartera a la derecha a medida que ascendemos por una cuesta "interesante". Por una vereda zigzagueante, donde abundan salvias, mejoranas, tomillos y espliegos, llegamos a los arenales; son el resultado de la constante y paciente erosión de las calizas y dolomías. Destacando entre tanto chino, rocas con formas curiosas que fomentan la imaginación. A la derecha los majestuosos Alayos donde destaca el Corazón de la Sandía. Entre la silueta caprichosa de estos montes y la Boca de la Pescá, vemos al fondo La Silleta del Padul.


Continuamos ascendiendo moderada pero con constancia por estos parajes grises y arenosos con el Trevenque al frente. Vamos girando a la derecha descendiendo, entre pinos que protegen un emergente bosque mediterráneo, hacia el Cortijo Rosales. Su fuente, siempre abundante, hoy parece el llanto de una tierra necesitada de lluvias.

Tras reponer fuerzas en este mirador singular, seguimos descendiendo hacia la Toma del Canal, donde nos encontramos con el río Dilar. Tomamos ahora una bonita vereda que nos conduce hacia el Cortijo Sevilla. En las umbrias las hojas caidas se adornan con cristales de agua.

Ascendemos por el precioso Barranco del Buho. Las vistas del valle del Dilar y de los Alayos, con el Caballo al fondo nevado, son impresionantes. Y el rumor del río, una banda sonora acompasada al sonido de nuestros pasos.

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