Ayer celebramos la comida con la que todos los años Ciempies pretende dar inicio al año. Compartimos el almuerzo y propiciamos un rato para encuentros, risas y conversaciones que poco tuviesen que ver con el trabajo.
Y brindamos por la capacidad de reponernos ante los tropiezos, sacandole valor a la posterior pirueta. También alzamos la copa (en fin, el vaso de plástico) por el cariño, esa energía renovable que nos impulsa cuando la damos o recibimos.
Muchas gracias a todos por estar ahí.
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