miércoles, 18 de marzo de 2015

En la cascada de Prado Negro.

Preciosa ruta circular con la que nos introducimos en el sector nororiental del Parque Natural de la Sierra de Huétor partiendo del Área Recreativa de la Fuente de los Potros.

En esta ruta combinamos la fuerza de las Cascadas de Prado Negro con la magia y serenidad de la Acequia del Fardes, recorrida desde su nacimiento en la Fuente Grande, por cuya servidumbre aún sentimos los pasos de los antiguos acequieros musulmanes.

Iniciamos la ruta en el Área Recreativa de la Fuente de los Potros.  Aunque el día apuntaba agua, nos respetó, ofreciéndonos una jornada ideal para practicar el senderismo.

Avanzamos en dirección norte siguiendo la pista asfaltada que conduce a la aldea de Prado Negro. A unos 200 metros nos salimos de esta para tomar una pista que arranca a la derecha.

Desciende paralela al cauce de un arroyo bordeando el Cerro de la Cueva del Sol por su cara sur. Seguimos descendiendo siempre junto al arroyo hasta llegar a una alameda ya en las inmediaciones del Arroyo de Prado Negro y de la Umbría de los Alcaldes.

En este punto abandonaremos la pista para tomar dirección norte bordeando esta alameda y acercarnos al Arroyo de Prado Negro. Ascendemos por un sendero pasando junto a cuevas que áun hoy son usadas por los pastores como aprisco.

Llegamos a los Llanos del Despeñadero donde encontramos las ruinas de un antiguo cortijo. Nos hacemos una foto de grupo. Tras vadear el arroyo cercano por un pequeño puente encontramos el Pilarillo de Manolo el del Molinillo. Y bebemos su fresca agua al tiempo que pedimos algún deseo por cumplir.

Tomaos ahora un sendero que asciende zigzagueando en dirección norte en busca de los Tajos del Despeñadero. Dejamos atrás una curiosa cueva rodeada por un muro de piedra. Al llegar a la altura de otra oquedad en la que nos fotografiamos, continuamos a la izquierda bordeando los tajos por un encantador sendero con vistas a Prado Negro y a su arroyo.















Descendemos hasta llegar al cauce del Arroyo de Prado Negro que cruzamos por un puente. Tomamos el sendero hacia la izquierda que nos conduce, pasando por un bonito prado, hasta llegar a la Cascada Grande de Prado Negro.

El agua se deja caer lamiendo la roca y pintándola con el verde del musgo. Vamos entrando poco a poco para disfrutar del sonido, la vista y la magia de este rincón. Y Juan y Manolo nos demuestran que la cabra siempre tira pal monte.

Desandamos nuestros pasos e iniciamos la subida a la aldea de Prado Negro. Un mastín viejo y amable se suma a los caminantes. Seguimos la carretera a la izquierda en dirección oeste y en una curva a izquierdas, justo cuando la carretera pasa sobre el arroyo de Fuente Grande, la abandonamos por una pista que sube suavemente junto al cauce del arroyo hasta la Fuente Grande.

Junto a este gran nacimiento de agua, donde toma el agua la Acequia del Fardes, paramos a recuperar fuerzas.

Cruzamos el arroyo e iniciamos nuestra andadura por la Acequia del Fardes. Esta acequia, de origen árabe, se remodeló durante el reinado de Carlos II en el siglo XVII. El primer tramo de la acequia está soterrado, lo que nos permite caminar muy cómodamente entre un bien estructurado bosque mediterráneo.

Pasamos por la Cañada del Moro, obviando la pista que se adentra en ella y siguiendo nuestra acequia que comienza a bordear el impresionante Tajo de las Garduñas.

Tras pasar los restos de una antigua alquería, tendremos que abandonar la acequia para pasar por debajo de la misma entrando a un pequeño abrigo rocoso. Y demostramos nuestra agilidad al rebasar la acequia estirando bien las patas.

Tras caminas unos 500 metros junto a la acequia, a la umbría del Tajo de los Halcones, nos despedimos de ella y bajamos hasta el área recreativa. Y como rutas así rejuvenecen, no somos capaces de resistir la tentación de meternos en los columpios.



3 comentarios:

Clara dijo...

Precioso recorrido. Uno se siente feliz y se reconcilia con el mundo ante tanta belleza. Gracias Cesar y gracias Juan por hacernos compartir momentos expectaculares en compañía de tantos amigos

Clara dijo...

Precioso recorrido. Uno se siente feliz y se reconcilia con el mundo ante tanta belleza. Gracias Cesar y gracias Juan por hacernos compartir momentos expectaculares en compañía de tantos amigos

Loli Rus dijo...

Así me gusta, Clara, que expreses tu opinión y que no sea siempre yo...y por cierto, la comparto totalmente.
Me encantó la ruta, especialmente la cascada oculta entre las rocas...quién se la iba a esperar allí!!!!!!!
Un abrazo para todos Loli Rus