martes, 9 de junio de 2020

Una nueva imagen


Será transitorio, pero durante unos meses deberemos acostumbrarnos a sonrisas escondidas bajo mascarillas.

Ahora es fundamental proponer espacios donde los niños y niñas socialicen de nuevo, adaptándose a esta nueva realidad. Ellos están dispuestos y nosotros debemos acompañarles con pasos cortos pero seguros.

Y es más importante que nunca no perder nuestros vínculos con la auténtica realidad, el campo y la naturaleza que nos rodea. Romper el equilibrio tiene consecuencias complicadas y son estos pequeños y pequeñas, que hoy se comen las mascarillas, los que las sufrirán.


Son pocas las iniciativas de este tipo que parece fructificarán este verano. ¿Prudencia o comodidad? ¿Responsabilidad o falta de implicación y cobardía? Es meridiano que quien no arriesga no se equivoca, que si un municipio no abre sus escuelas de verano, nadie le podrá acusar de haber propiciado algún contagio. Pero no es lógico ver las calles, los bares y las tiendas llenos de gente, en pro de una recuperación económica, y no pensar en el ocio y el bienestar de la infancia.

Ciempiés no está seguro, pero es evidente que, en estos contextos abiertos y de aforo limitado, podremos poner a prueba, sin exponernos en exceso, los protocolos que se escriben con letra rápida y fluida en un papel. Y de estas experiencias podríamos aprender para enfrentar la mucho más compleja puesta en funcionamiento de los entornos escolares que nos esperan al final del periodo estival.

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