miércoles, 31 de octubre de 2018

Ruta 5. El entrono del Cerro del Sol.


Esta ruta transcurre por el entorno del Cerro del Sol, por su umbría que mira al Darro y su solana que se enfrenta al Genil. Su mayor encanto es que, saliendo y llegando a pie a Granada, podemos disfrutar de magníficos y contrastados paisajes. Y nos permite contemplar una imagen atemporal de nuestra ciudad.

Partimos de Plaza Nueva bajo un tranquilo chirimiri, en sentido contrario a las aguas del Darro por el Paseo de los Tristes. Tras cruzar el puente del Rey Chico nos encaminamos hacia la Fuente del Avellano.


Antes de llegar a ella y tras dejar a la derecha la vereda que luego tomaremos, nos encontramos con el célebre Tajo del Pollero. Y un poco más adelante nos detenemos en la Fuente del Avellano, donde recordamos a los aguadores y a Angel Ganivet y su cofradía de literatos.

Regresamos hasta tomar a la izquierda una vereda recientemente mejorada . Rodeados de durillos con sus rojos frutos, ascendemos hasta llegar a extramuros del Generalife, donde nos encontramos la Acequia Real.


La seguimos pasando por una sonora caída de agua. Al llegar a una bifurcación marcada por un pino, ascendemos hasta alcanzar la vereda de en medio de la acequia Real. Si miramos atrás, disfrutamos de las vistas del Albaicín, el Sacromonte y la Abadía; al frente Valparaiso. Caminamos por la umbría entre numerosas encinas, coscojas y lentiscos. Al otro lado del Darro, contrasta la árida y erosionada solana.


Al llegar a una nueva bifurcación tomamos el carril central, donde nos encontramos a un operario que se vale del único vehículo de carga adecuado para la zona: su burro. Un poco más adelante tomamos la vereda a la derecha que nos llevara en moderado pero continuo ascenso hasta el Llano de la Perdiz, pasando antes por la vereda alta de la Acequia Real.

Tras merendar, entre otras cosas las ricas nueces de Antonio, nos dirigimos hacia la pista que nos conduciría a Los Arquillos, pero nos desviamos a la derecha trazando un semicírculo por el Cerro del Sol. Las encinas y las coscojas están cuajadas de bellotas en las que se balancean las gotas de agua.


Pasamos por el mirador del Genil donde hay unas piedras por todos los senderistas conocidas. Al llegar a un antiguo murete, continuamos ahora mirando al valle del Genil. Pronto nos topamos con una senda a la izquierda que, en descenso, nos lleva a la Vereda de los Franceses.

Seguimos esta vereda que nos irá introduciendo en el erosionado Valle del Oro. Sus tajos, agujeros y antiguas construcciones nos hacen viajar a la fiebre del oro granadina de principios del siglo XIX.


Llegamos a la Ermita de Fátima en Lancha de Cenes por el Camino de los Filtros. Ya solo resta bajar hasta el Genil junto a un ramal de la Acequia Gorda y continuar por el conocido Camino de la Bicha hasta Puente Verde.

Y el agua nos ha respetado. Muy agradecidos.

1 comentario:

Loli Rus dijo...

Si... el agua parece que ha esperado a que yo me fuera, para respetar el sendero...seguro que si sigo la ruta, no deja de llover en toda la mañana. Hasta la próxima, si no está pasada por agua...jejejeje. Un abrazo Loli Rus