lunes, 5 de marzo de 2012

Gris sobre la Alhambra


Uno de los pocos días grises de febrero, unas de las raras mañanas en las que la nube se hizo gota, andábamos de itinerario por el Albaycín, siempre con la Alhambra como telón de fondo. La actividad la denominamos El duende Martinico y el tesoro andalusí, nombre que recoge los distintos centros de interés del recorrido: la ciudad andalusí, el agua como motor de las civilizaciones y las leyendas que te asaltan en cada rincón de este maravilloso barrio.

Comenzamos en el Aljibe del Paso, donde llega el agua de Viznar a través de la Acequia de Aynadamar, y terminamos en lo alto de la Cuesta de los Chinos, bajo el acueducto por donde la Acequia Real tiene el privilegio de penetrar en la Alhambra.

Y por el camino nos rozamos con muchos otros aljibes: San Bartolomé, El Polo, Bibal-bonud, Las Tomasas y El Trillo. Y en el Bañuelo o baños del Nogal hicimos una parada mágica, un salto en el tiempo.






Los niños y niñas que callejearon con nosotros por el barrio y recordaron lo que era la lluvia fueron del cole San Roque de Churriana de la Vega.

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