Para que seamos capaces de contar uno hay que saber cien. Y para conseguir este propósito, vital en la calidad de lo que pretendemos, la formación es una pieza fundamental.
Durante la semana pasada hemos estado realizando la formación del equipo que trabajará en el aula ambiental ubicada en el Complejo Mediambiental Loma de Manzanares. Mientras que los más veteranos repasan y aclaran dudas, a los noveles se les llena la cabeza de extraños términos relacionados con la gestión de los residuos: lixiviados, biogás, triajes, tromel, afinos, estabilización aerobia, reboses y hundidos, polipropileno, polietiléntereftalato, ...
El viernes visitamos la aun no estrenada instalación destinada a mejorar la eficacia de la planta en su tarea de separar los materiales reciclables del contenedor de orgánico y resto. Un sistema mecanizado propio del siglo XXI. Un laberinto de cintas, escaleras, pasillos elevados, trómeles, electroimanes y modernos sistemas automatizados de detección y separación. Recordaba la sensacional fábrica de puertas de Monstruos S.A.
Agradecemos a Francisco Peula su buena disposición, paciencia y claridad a la hora de interpretar para nosotros este laberinto donde hasta el Minotauro se despistaría.
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