
Esta ruta sigue el rumor del
Río Darro desde
Huetor Santillan hasta
Granada; tras reinar en el valle por él moldeado, es devorado por las entrañas de nuestra ciudad al final del
Paseo de los Tristes. Parte de la ruta caminamos bajo la lluvia sin perder un ápice de alegría.
Comenzamos en Huetor Santillan, la alquería de la colina o
Quaryat al Wata. Bajamos por la calle del Agua pasando por la
Parroquia de la Encarnación (XVI - XVII), mandada construir por el marqués que da apellido a esta localidad, Diego de Santillán, dueño de estas tierra tras la conquista cristiana.
Pasamos junto al
Cortijo Panderón, donde el
Darro, siempre a nuestra izquierda, se une con el
Arroyo Carchite. Seguimos bajando y, tras dejar a la derecha el
Barranco del Rulo llegamos al
Cortijo Batanes. Un poco más adelante, tras unirse el río
Beas al
Darro, nos encontramos con el
Cortijo Cortés.
El valle está coloreado de verde encendido. Y las flores primaverales matizan el paisaje con sus múltiples colores.
Dejamos a la derecha los
barrancos de la Cueva, el Cerrón y
el Quejigal. Cruzamos el Darro y tras pasar una barrera tomamos el camino de la derecha. Tras dejar atrás otros tres barrancos (
Fuente de la leche, Lobo y del Maro) comenzamos a bajar hacia
Jesús del Valle.
Llegamos esta hacienda-cortijo que fue creada por los Jesuitas en el Siglo XVI. Se sitúa en el llamado pago de la
ribera del Darro y Andarat. Lo que uno puede ver son sólo ruinas y algún que otro graffiti decente, pero tienen un gran valor histórico: es uno de los mejores ejemplos de hacienda-cortijo de la época y clave para el estudio de las explotaciones agrícolas y ganaderas de la Iglesia y del papel económico que jugó la Compañía de Jesús en aquellos siglos. Por eso Jesús del Valle fue inscrito, en junio de 2005, en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de monumento.
Dejando el Darro a la izquierda y distanciándonos un poco de él, caminamos entre olivos hasta cruzar el
Barranco del Zapatero. Vamos recogiendo espárragos, hinojos y collejas. La vereda se sombrea de la cortesía de chopos y fresnos. Discurre al lado de una acequia donde crece cola de caballo.
Cruzamos un par de veces el Darro hasta llegar al
Carmen de los Granados donde arranca el
Camino de Beas. Y por el
Camino del Sacromonte llegamos a
“El Chorrohumo” que nos da la bienvenida.