domingo, 22 de abril de 2018

Interpretando el Albaicín

El Albaicín es una espacio de la ciudad que todo interprete del patrimonio desea recorrer. Las razones son múltiples.


Puedes trazar tantos itinerarios como imagines, todos ellos de gran belleza. Su encanto surge en cortas y largas distancias, es decir, cada calle, plaza o empedrado es digno de contemplar; pero si alzas la vista más allá, el paisaje te maravilla. Es un barrio donde las estaciones existen y puedes caminar con todos los sentidos alerta.


Encuentras tanto patrimonio histórico como precises y cada rincón esconde historia e historias; la frontera entre lo cierto y lo imaginado es imprevisiblemente delgada. Y el patrimonio inmaterial e intangible está tan presente como las piedras. No caminas por un parque temático, la vida bulle con cotidianidad en el interior del barrio.


Por último, como una cualidad derivada de la coquetería de esta ciudad, puedes contemplar el Albaicín desde sus tripas o con la perspectiva regalada desde los barrios vecinos, que trepan a los montes colindantes para permitirte su contemplación.

En las fotos vemos a Tere con chicos y chicas del colegio La Purisima de Santa Fe.

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