Comenzamos con acciones de proximidad en distintas plazas del pueblo en las que informamos sobre este nuevo reto para los vecinos y vecinas. Repartimos folletos y unos contenedores marrones pequeños que sirven de porta lápices.
Para dinamizar el espacio de un modo más divertido, usamos una ruleta que nos permite conocer que materiales deben terminar en el contenedor marrón para iniciar así su viaje hasta convertirse en compost.
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