domingo, 27 de enero de 2013

Somos lo que comemos

 Menos mal que la procesión, como los beneficios o perjuicios de nuestra alimentación, va por dentro. De otro modo algunos tendrían la piel crujiente y ondulada como las patatas fritas, los cabellos se les enrollarían en el peine como espaguetis al dente y las mejillas inflarían el contorno del rostro como panes de hamburguesa. Olerían a frito y gominola. Buscar en el retrato el aroma de la fruta o la tersura de la verdura sería en vano. 

Los hábitos de alimentación de nuestros hijos e hijas son, en demasiadas ocasiones, nefastos. Y no solo en lo que comen sino en como lo comen (si tienen el arrojo suficiente para asomarse a un comedor escolar se sorprenderán de las mil insólitas formas de coger un cubierto, creerán estar viendo un documental de los hombres de las cavernas cuando desgarran el filete a mordiscos entre gritos y gruñidos). 


Los pequeños, y también los medianos y los grandes, estamos determinados más por la publicidad y los condicionantes sociales que por los lógicos y biológicos requerimientos de la salud. Los padres y madres perdemos el norte; nos olvidamos que educar a nuestros hijos e hijas hacia pautas de alimentación sana está escrito en el guión de nuestras tareas. Desgraciadamente el gusto de los más pequeños es muy goloso hacia alimentos ricos en azucares y grasas (si están bien mezclados con saborizantes, colorantes y aromatizantes, mucho mejor). Las frutas y las verduras las rechazan como al  veneno (tal vez aprendieron de Blancanieves el cuento de no morder manzanas por apetitosas que parezcan). Y el pescado es un mal invento lleno de incomodas espinas. 

Por todo ello, dentro del programa de actividades de educación ambiental y en valores se ha incluido un recurso que bajo la denominación “Somos lo que comemos”, pretende acercar a los escolares las pautas de la alimentación sana de un modo divertido y participativo. Usamos las tapas, como el guión de una receta que nos dirige entre pucheros. Las tapas representan uno de los modos de preparación de los alimentos más característico de nuestra cocina y son un símbolo cotidiano de la comida como elemento de relación social que estimula, no solo el apetito, sino también  la charla y el intercambio de vivencias. En ellas encontramos  una alternativa al “fast food” de dudoso valor alimenticio y son una estupenda muestra de la riqueza de la cocina mediterránea de nuestro país.


Esta actividad, adaptada a los requerimientos del tercer ciclo de  educación primaria y a la educación secundaria, se estructura a través de dos elementos: (1) charla participativa donde comenzamos hablando de las tapas,  para terminar estableciendo las pauta básicas de la dieta mediterránea; y (2) taller de elaboración de tapas, donde cada participante,  elabora una tapa, le adjudica un nombre, indica los ingredientes usados y comenta su equilibrio nutricional. Luego cada cual degusta su creación culinaria.

viernes, 18 de enero de 2013

Feriantes del reciclaje

Desde el 8 de octubre al 17 de enero, el equipo de monitores de Ciempiés ha paseado la carpa de la Ruleta del reciclaje de pueblo en pueblo coincidiendo con los días de mercado. 


Como si de unos feriantes se tratase, colocábamos la carpa, las vallas publicitarias y la ruleta en la calle, el parque o la plaza donde se instalaba el mercadillo. La gente que se acercaba rellenaba una encuesta sobre el reciclaje en Granada y probaba suerte en la ruleta.

Churriana, Iznalloz, Zujaira, Montillana, Fuente Vaqueros, Villanueva de las Torres, Torvizcón, Trevelez, Montejicar, Pinos Puente, La Zubia, Exfiliana, Alcudia, Orce, La Peza, Castillejar, Armilla, Alhendín, Valderrubio, Villanuevamesia, Nigüelas, Molvizar, Benamaurel, Dehesas del Guadix, Sorvillán, Alfacar, Orgiva, Lanjarón, Algarinejo, Cullar, Murtas, Jayena, Zafarraya, Padul, Guadix, Loja, Darro, Baza, Otivar, Cadiar, Alhama de Granada e Illora.

 Mas de 40 localidades, 5000 kilómetros recorridos y cerca de tres mil encuestas realizadas. Toda una hazaña. Gracias a todos los monitores que habeis participado en ella.

Feliz como una lombriz

 

En esta ocasión la sesión de proyecto integrado del IES Jiménez de Quesada la hemos realizado en nuestro humilde invernadero. 
 
Comenzamos con la materia orgánica y los procesos de estabilización para obtener abonos o enmiendas. Y en esta ocasión nos sumergimos en el vermicompostaje o transformación de la materia orgánica en presencia de lombrices de tierra, concretamente de Eisenia andrei, popularmente conocida en lumbricultura como la lombriz roja de California.


Tras flipar un poco describiendo los parabienes de este anélido edáfico cuyo diseño es de una simpleza y eficacia ejemplar, nos ponemos manos a la masa ...Ciego tractor incansable que ara en la horizontal, insaciable de materiales orgánicos varios, con la sensibilidad a flor de piel, sincero en su sexualidad que se percibe por su glandular silla de montar (el clitelo), hermafrodita de reproducción cruzada e ingeniosa producción de capullos. La felicidad de una vida sencilla y de bajo mantenimiento.


Realizamos dos experiencias. Por un lado montamos una pequeña litera de lombrices. En el centro, en un lecho de vermicompost o humus de lombriz, inoculamos las lombrices, cincuenta ejemplares inmaduros o no clitelados. A los lados colocamos estiércol de caballo y de vaca. Determinaremos la evolución de la población de lombrices a lo largo de los próximos meses.


La otra experiencia consiste en determinar la afinidad de este anélido por distintos tipos de sustratos, es decir, dietas. La lombriz es como si viviese en su particular plato de lentejas. Los materiales testados son: estiércol de vaca, estiércol de caballo, compost procedente de las eras de maduración y tierra de huerta. Introducimos cinco lombrices inmaduras en cada bote de experimentación y el número de repeticiones es de tres. Y ya veremos donde están más agusto. 

Una divertida sesión donde el puag y el jiji han ido de la mano.
  

El Castillo de Lojuela

Esta ruta pretende adentrarnos en el Valle de Lecrín, ahora en plena producción de naranjas y con los almendros en flor.  Es una ruta rural de gran belleza en la que nos alzaremos hasta un castillo desde el que se puede contemplar este valle, el Castillo de Lojuela.

El recorrido comienza en  Nigüelas, situado a 931 de altura sobre el nivel del mar. Bajamos hasta el Río Torrente que nace al pie del Pico del Caballo, en Sierra Nevada, y que corre paralelo al Valle casi de la mano de su hermano, el Dúrcal. Caminamos por la margen izquierda.  Pasamos bajo un gran puente de piedra caliza y seguimos el camino serpenteando entre almendros, cerezos, olivos y naranjos. Pasamos junto a una fábrica de ladrillos situada en la confluencia del Barranco del Pleito con el río Torrente.


El sendero nos guía al pueblo de Murchas
situada a 662 metros de altitud. Subimos por una calle empinada hasta el lugar donde se encuentra una fuente de agua potable. Aquí hacemos un alto en el camino. Junto a ella disfrutamos de un mirador hacia el  pueblo de Talará y a la Ermita del Santo Cristo que destaca en la loma de enfrente. Echamos a caminar por unas calles estrechas cercanas a la iglesia y recordamos que esta localidad  fue reconstruida casi en su totalidad a consecuencia del fuerte terremoto que asoló estas tierras allá por 1884.
    
Tomamos una vereda de unos 2 km que nos conduce hasta el Castillo de Lojuela. Caminamos rodeados de naranjos, limoneros y olivos centenarios.   Tras varios cruces que parecen querer confundir nuestros pasos llegamos a
las ruinas de este castillo llamado de muchas maneras: de la Reina Sorayda, de los Moros o de Lojuela. Data del siglo XI y está situado en un lugar estratégico para dominar el valle, sobre un acantilado bajo el cual corre el río Dúrcal. Sus muros de tierra prensada y cal grasa presentan restos de cerámica romana que se empleaba en la amalgama y atestigua la existencia en estos lugares de un asentamiento romano. 

Hacemos una parada para contemplar el valle y tomarnos la fruta.

Tras regresar a Murchas y recordar aquellos tiempos q en los que jugábamos en los columpios, tomamos un camino que lleva a Melegís a través de un vergel de naranjos y limoneros.  Los senderistas caminan animados charlando y comiendo naranjas (aún pelin ácidas). La distancia entre ambas poblaciones es de unos 2 km. Vamos acompañados del ruido del agua que corre por las numerosas acequias cuyo origen se remonta a la época Nazarí. 

Llegamos a Melegís, concretamente a un curioso mirador desde donde contemplamos el Embalse de Beznar. Esta localidad  se asienta en pleno corazón del Valle. Próximo al lugar donde nos encontramos, tiene lugar la unión de los ríos Dúrcal, Albuñuelas y Torrente que en su confluencia Forman el río de Ízbor que abastece al embalse de Béznar. Desde este pueblo regresamos a Granada en el bus que hace la linea Albuñuelas- Granada. Pero antes nos tomamos un mosto de la tierra y una tapa de morcilla y carne en salsa en el bar la Puerta del Valle.

 
Y hablando de cocinar, esta vez la receta nos la da  Pepita. Y no podía ser otra que el remojón granadino.
Cogemos un pedazo de faldeta de bacalao y lo asamos. Lo desmenuzamos y lo mezclamos con cebolleta dulce, aceitunas aliñadas y cuatro naranjas del Valle de Lecrín que hemos picado previamente. Añadimos un buen chorreón de aceite de oliva.

¿Leonia o Granada?

“Mas que por las cosas que cada día se fabrican venden compran, la opulencia de Leonia se mide por las cosas que cada día se tiran para ceder lugar a las nuevas. Tanto que uno se pregunta si la verdadera pasión de Leonia es en realidad, como dicen, gozar de las cosas nuevas y diferentes, o no más bien el expeler, alejar de sí, purgarse de una recurrente impureza. 
Cierto es que los basureros son acogidos como ángeles, y su tarea de remover los restos de la existencia de ayer se rodea de un respeto silencioso, como un rito que inspira devoción, o tal vez sólo porque una vez desechadas las cosas nadie quiere tener que pensar más en ellas.”
 
Italo Calvino 
Las ciudades invisibles.


Menos mal que hoy finaliza la huelga de los empleados de Inagra. Plastichón, Cartunez y Vidriolo estaban al borde de un ataque de nervios.

jueves, 10 de enero de 2013

El valle escondido del Castillejo

Iniciamos un feliz año de senderismo con el Club Buenos Aires. Quemamos los mantecados, turrones y otros deliciosos excesos caminando hacia el escondido y lleno de encantos Valle del Castillejo. Algunas cuestas y caminos sembrados de escarcha matinal de enero nos conducen hasta este cerrado paraje coronado por un castillo ajado por fríos, vientos, calores y golpes de historia.

Desde Güejar bajamos a la  Central Eléctrica del “El Castañar” y al embarcadero. Cruzamos el puente y comenzamos el ascenso hasta el Cortijo de los Julianes.

Aquí es donde se inicia propiamente la vereda hacia el Castillejo que nos conduce, por una respetable pendiente, hasta una portilla que hace a las veces de entrada y mirador del  Barranco del Castillejo; el suelo helado facilita el ascenso por un terreno habitualmente muy arenoso y descarnado. En las colmenas las abejas imaginan las aulagas en flor. 

 
Dejamos atrás una ventana labrada por el cincel magistral de la naturaleza y conforme caminamos nos vamos aproximando al arroyo que baja por el barranco. Llegamos a la Fuente del Tío Perrancano, acompañada por unos cerezos desnudos de invierno. Allí vadeamos el riachuelo. Al otro lado, en la solana, continuamos en ascenso para dirigirnos hacia el Cerro del Castillo; Güejar Sierra y el imponente Calar, dibujan un precioso telón frente a nosotros. 


Llegamos a un verde collado donde observamos una antigua era de piedra y un cruce de veredas: la de la derecha nos eleva en un último impulso hasta los restos del Castillejo y al Mirador en donde se encuentra enclavada una vieja cruz de madera.


Hoy la receta es cortesía de Loli López: pollo con tomillo de nuestros montes.

Troceamos un buen pollo y se dora en aceite de oliva con media ramita de canela. Se pica una cebolla y se añade a la sartén. Cuando está pochadita, se echa un buen chorreón de coñac y se flambea. La tapa de la sartén se deja cerca por si acaso. Cuando el alcohol se consume añadimos medio vaso de agua, el tomillo cogido en alguno de nuestros paseos, unas ciruelas pasas y un puñado de piñones. Y cuando, tras unos chops, chops, termina de cocerse, el pollo está listo para ser servido.

martes, 1 de enero de 2013

Momentos trece


Ciempiés, os desea muchos momentos trece, vivencias que no forman parte de la docena habitual.

Gracias a quien pasa de imagen y rompe el espejo, se cruza hasta con gatos negros, derrama sal con generosidad, abre el paraguas dentro y fuera de casa, no pisa mierdas pase lo que pase, disfruta hasta debajo de una escalera, viste de amarillo en escena aunque le llamen loco, no joroba para acariciarte luego la chepa, toca piel en vez de madera, se embarca contigo también en martes y trece, brinda hasta con agua, se levanta y acuesta con el pie izquierdo, se olvida de su frente y moja tus labios con el vino derramado,  barre pies y penas de noche o de día,   duerme desnudo y con calcetines,   no invierte en estupideces ni en otros fondos de fuentes, te tiende la mano sin dedos cruzados, tuerce el cuadro para enderezar el encuadre, deja las tijeras abiertas para cortar malos ratos, pone pan en tu mesa aunque sea boca abajo, desnuda con la mirada a su pareja antes y siempre,  …es colirio para tu mal de ojo.

Feliz 2013