La otra mañana las niñas y niños de la clase de
La Pecera, de la
Escuela Infantil Belen, usaron la Vega como laboratorio de experimentación, entorno para la vivencia y espacio para poner a prueba sus sentidos.
De la mano de
Juan Pedro, a quein tanto cariño tengo, los niños y niñas de cuatro años avanzaron otro pasito en la apasionante tarea de
aprender a aprender. Pocos son los maestros que como Juanpe atesoran tanta experiencia y tanta innovación a sus espaldas y, a pesar de ello, mantienen en su humilde mirada la capacidad de sorpresa que surge de una renovada curiosidad.
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