Desde chico su corazón no latía como el del resto de los mortales, su ritmo era el de las olas incansables que rompen una y otra vez en el acantilado. Y siendo un marinero ya veterano, guardaba un secreto: buscaba con pasión el miedo al mar. Y por la barba ponzoñosa de pata-palo que lo encontró.Regalar a un niño un cuento contado por el día de su cumpleaños es una costumbre sana, divertida y entrañable. Nosotros la practicamos en los cumples que se celebran en la ludoteca de
la Huerta.
Felicidades Laura.
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