Con algunos de los senderistas más intrépidos, el pasado miércoles recorrimos las serranías que rodean el barranco del río Monachil.
El paisaje es realmente impresionante; desde las Eras Altas se contempla este estrecho cañón en cuyos acantilados conviven chorreras, vegetación sin vértigo y acrobáticas chovas piquirrojas.
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