Finaliza mayo y las tres semanas escasas previas al final de curso se nos antojan especialmente atareadas. Además de otros asuntos, cerramos los programas con los ayuntamientos y preparamos las actividades de verano. Esto último significa diseñar los recursos, organizar y formar al personal y preparar las infraestructuras. Es decir, toca calentarse la cabeza y criar callos en las manos. Menos mal que han rodeado el aula rural de miles de ajos. Ciempiés es tan estacional como la Vega y ahora toca recoger y secar este oloroso producto al que se le atribuyen cualidades diuréticas, depurativas, antisépticas, antibacterianas, etc. De ahí que su uso en la cocina esté muy extendido. Además de dar un excelente sabor a los platos, aporta un plus de salud al organismo.
En sociedades antiguas como Egipto, Grecia o Roma se consumía por sus propiedades vigorizantes. Y es que algunos estudios apuntan a que favorece la generación de serotonina, por lo que resulta bueno para combatir el estrés. Falta nos va a hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario