lunes, 19 de enero de 2015

Sencillas y eficaces.

Este lunes en Proyecto Integrado hemos estado haciendo ciencia con unos organismos edáficos que a pesar de ser ciegos saben bien lo que hacen. Son tubos digestivos que parecen haberse independizado de otro ser vivo para dedicarse a comer tierra sin parar. Su sensibilidad es tan extrema que todas su relaciones están a flor de piel.

Hoy trabajamos con las lombrices de tierra en su faceta de recicladoras de materia orgánica. El vermicompostaje, la lumbricultura, el clitelo, los capullos, el humus de lombriz... son palabras que han sonado dentro del invernadero.

Hemos montado dos experiencias. En una de ella analizaremos la evolución de una población de lombrices de tierra (Eisenia andrei). En una litera con estiércol de caballo y de vaca en los extremos, inoculamos una banda de vermicompost central con 100 individuos no clitelados. Su biomasa total es de 35 gr. Estudiaremos los cambios de la población a lo largo del tiempo y su preferencia por una de estas dos fuentes de materia orgánica.

Por otro lado, en unos recipientes de PVC, determinaremos cuales de los siguientes sustratos son más apropiados para el cultivo de esta lombriz: estiércol de vaca, de caballo, compost de RSU, tierra de huerta, papel picado y papel picado mezclado con purín de gallina. En cada recipiente metemos diez lombrices no cliteladas, lo que representa una biomasa de 3,5 gr. Iremos pesando a estas lombrices a lo largo del tiempo.

Es curioso que tantas porquerías puedan ser del agrado de estos animalitos. Son unos fronteras, siempre navegando a contracorriente.

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