lunes, 29 de enero de 2018

Un barco en una botella.

Hoy hemos metido un barco en una botella, nos hemos sentido como Alicia en ese momento en el que se hace grande dentro de una casa y no puede moverse.


Y es que había casi más espacio detrás del escenario que delante, y eso que el titiritero parecía un contorsionista.

Pero lo importante es que el teatro entro en aquella pequeña clase llena de materiales del colegio rural de Pedro Ruíz, que el escritor se transformó en caballero, que pudimos conocer su sueño. Las marionetas de sombras nos transportaron al valle de los dragones y volamos a lomos de Arco Iris.

Gracias por permitirnos construir un barco dentro de tan preciada botella.

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