Distintos recorridos por la acequia del Fardes y una visita a la catarata de Prado Negro, talleres y una ronda de juego, conformaron la primera parte de la actividad.
El segundo acto y más importante fue la convivencia entorno al almuerzo entre padres, madres, maestros, maestas, niños, niñas y... un par de abuelas marchosas.


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