sábado, 2 de junio de 2018

Cuevas de la Sierra de Huetor.


Una encantadora ruta en la que, de nuevo, disfrutamos de la magia de la Sierra de Huetor. Nos acercamos a prados preñados de flores donde surgen las entradas de la Cueva del Gato y de los Mármoles. Y caminamos junto al nacimiento del Darro, el río del oro que tiene la fortuna de nacer en esta Sierra y de regalar sus aguas tras besar los pies a la Alhambra.


Comenzamos en Puerto Lobo, donde tomamos la pista de la Alfaguara, que abandonaremos al pasar el Barranco de la Umbría. Las jaras y jaguarzos están repletas de flores. Nos desviamos a la derecha hacia el prado donde se encontraba la Casa forestal del Gato. Un poco más adelante, donde dos pequeñas barranqueras se unen en otra mayor, tomamos una vereda que nace a la izquierda junto a un gran pino. Subimos así hasta la Cueva del Gato refugio providencial para muchos pastores y sus rebaños.

Volvemos a bajar a la pista y continuamos hacia la Cañada de la Cuna. Una vez rebasada dejamos a la derecha las Trincheras de las Veguillas. Un poco más adelante nos encontramos con el Barranco del Polvorite, donde los primeros aportes buscan al río Darro. Unos metros más allá llegamos a un cruce. A la derecha iríamos a la casa Forestal de Los Peñoncillos; pero vamos a la izquierda donde una subida moderada nos conduce a la Fuente de la Teja, donde se encuentra el primer aporte de agua a la cuenca del Darro.  Las umbrías dominan el paisaje. El agua aún cristalina, recién surgida de la tierra, forma pequeños torrentes entre cantos rodados y rocas de aluvión.


Cuando dejamos atras esta emblemátcia fuente y el camino se estrecha al pasar sobre un puente, dejamos la senda y cruzamos a la derecha el lecho del Barranco del Polvorite. Sequimos una pequeña vereda que nos conduce entre pinos a un prado en la Majada de Los Mármoles donde encontramos la cueva que comparte el mismo nombre. Es preciosa, mágica. El silencio en su interior es matizado por el sonido de las gotas de agua.


Bajamos de nuevo hasta el cruce de Los Peñoncillos y tomamos ahora una senda que discurre paralela al Darro. En los majuelos y escaramujos blanquean sus flores. Y algunas peonias se abren embelleciendo el paisaje.

Tras pasar por el tramo más estrecho del cauce tomamos una senda poco transitada a la derecha, la Vereda de los Volaeros, que toma altura hasta situarnos a media ladera. Esta bonita vereda nos lleva hasta la pista forestal de la Alfaguara, a la altura del Barranco de la Umbria. Ya solo resta bajar hasta Puerto Lobo.

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