domingo, 8 de marzo de 2009

El espejo


Poco a poco nos hemos convertido en unos cuentistas. Al principio no eran más que un preámbulo a los talleres; en la actualidad tienen entidad por si mismos, como si el preludio fagocitase al resto de la narración. Ser cuenta-cuentos es un privilegio ya que te permite la inmediatez de la sonrisa, el efecto y la recompesa al instante. Y es una acción en constante cambio; como la imagen reflejada en un espejo, el que cuenta modula su voz y sus gestos al ritmo de los rostros que devoran la narración.

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