Hemos realizado una ruta clásica por el valle del Genil,
desde Güejar Sierra hasta la confluencia de este río con el San Juan. Partimos
de Güejar, pueblo serrano de mil fuentes y calles empinadas (el nombre procede
del nombre musulman Qaryat Walyar que significa lugar escarpado). Bajamos hasta la Fabriquilla, cerca de
la cola del pantano de Canales. Desde aquí seguimos la pista del antiguo
tranvía.
Pasamos por túneles, atravesamos puentes, nos refrescamos en saltos de
agua y dejamos atrás el Río Maitena; el último tramo antes de llegar al Charcón
lo hacemos por las primeras veredas del camino de la Estrella. Merendamos
junto al Barranco de San Juan y retornamos.
Una planta llama nuestra atención: la cornicabra (Pistacia
terebinthus). Nos fijamos en las agallas en forma de cabra provocadas por la
puesta de una pequeña mosca sobre las hojas de este arbusto.
Este camino nos brinda la oportunidad de rodearnos de los
colores y olores del otoño de nuestros valles y acercarnos a la historia del
tranvía que hacía de funambulista por estos parajes. El popular y querido Tranvía de la Sierra (1925 – 1974) fue
uno de los pioneros en lo que a ferrocarriles españoles de montaña se refiere.
Destacó por su carácter eminentemente turístico; su finalidad fue mostrar al
público en general las bellezas de Sierra Nevada. Todo ello a través de un
medio de transporte colectivo que generaría riqueza, a raíz del creciente
interés por las actividades de ocio relacionadas con la montaña, mediante la
construcción complementaria de hoteles y albergues.
El impulsor de este importante proyecto fue Julio Quesada
Cañaveral y Piédrola, duque de San Pedro de Galatino, conde de Benalúa y de las
Villas y señor de Láchar, un hombre adelantado a su tiempo, polifacético en sus
actividades y siempre inmerso en proyectos empresariales que buscaron el
despegue económico de la provincia granadina. Sin embargo, la historia de este ferrocarril ha estado
sujeta a una suerte de dificultades que terminaron por convertirlo en un
proyecto incompleto que no llevaba a ningún sitio.
Y la receta nos la regala otra Loli, las gachas picantes.
Mezclamos en un bol harina de maiz y de trigo, mitad y
mitad. Ponemos el agua a hervir en un perol profundo y, cuando lo ha hecho,
añadimos la sal. Luego echamos la harina. No lo removemos hasta que el agua
vuelve a hervir; en ese momento comenzamos a darle vueltas.
Con paciencia vamos
removiendo hasta que se cueza la harina y quede una masa que se hace un rulo en
la cuchara. Extendemos esta masa por la sartén y lo apartamos del fuego. Luego hacemos el caldo. En la sartén sofrío unos ajitos y
dos pimiento de cornicabra, uno picante y otro no. Retiro los pimientos y echo
al aceite un pimiento verde, cebolla y un tomate pelado. Lo saco todo y lo paso
por la batidora. Lo devuelvo a la sartén y añado agua, unos pimientos asados y
el machado de los pimientos de cornicabra con un ajo crudo y unos cominos.
Damos un hervor.
En el plato ponemos unas cucharadas de gachas y las regamos
con el caldo.
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