
Ayer en los talleres de Inagra de elaboración de adornos de navidad con materiales recuperados, nos visito un Paje Real; el brillo de sus ojos y su tierna sonrisa contagió de espíritu navideño a todos los viandantes.
Como comentaba Mayte, veías en sus rostros esa felicidad e ilusión que el tiempo va borrando en los adultos, esa expresividad, que tiene conexión directa con el corazón y las tripas, que no deberíamos nunca perder.Los más pequeños acompañados de sus papas, mamas, tíos y abuelos, escribían sus cartas y se la entregaban al Paje Real.

Y después de depositar sus sueños en este mágico saco de correos, ponían a prueba su habilidad y creatividad en los talleres.
Desde Bib-rambla, Feliz Navidad, naturalmente.

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