A quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Imaginaros un gran árbol, tal vez un pino. Y ahora haceros a
la idea de que os acercáis a él en un día caluroso, con las ideas confusas, con
muchos sueños en el bolsillo que no sabes si desaparecerán entre las costuras
de lo utópico. Se está bien bajo la sombra que
proyecta su acogedora y antigua copa; tenemos la frescura y la
tranquilidad suficiente para pensar. Nos ofrece su tiempo y un cariño maternal.
Y, con muchos esfuerzos, las piezas del
puzzle comienzan a encajarse; a nosotros también nos crecen ramas, damos
pequeños frutos, anillos concéntricos ensanchan nuestros proyectos y nos protegemos con la corteza que regala la experiencia. Siempre bajo la sombra
que nos cobija.
Hace una año que dejamos atrás esa certeza; ahora intentamos
nosotros proyectar sombra. Si lo conseguimos es merced a lo aprendido bajo la
sombra de ese buen árbol, de ese cobijo, de, tal vez, un pino.
Feliz Navidad a los habitantes del Cortijo del Pino y muchas gracias por los dulces … recuerdos.
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