Durante dos horas estamos realizando distintas experiencias con materiales cotidianos que esconden diversas reacciones químicas y acontecimientos físicos. Hay que tener buena química y cierta resistencia física para no explotar y convertirnos en un experimento más.El propio desarrollo metodológico tiene su complejidad; mezclamos los modos del ilusionista sin perder de vista el método del científico, fusionamos el tono jocoso con palabrejas sacadas de los libros de ciencias, intentamos que la atención se reparta, pero no se diluya, entre lo que ocurre delante y la proyección en la pantalla de la misma realidad aumentada. Además, avanzamos dejando atrás experiencias en proceso que debemos retomar de vez en vez.
Esperamos que profesores y alumnado aprecien el esfuerzo realizado de quien hasta se pincha un dedo para extraer unas gotas de sangre con las que mostrar el efecto del enzima que cataliza la ruptura de la molécula del agua oxigenada. Eso es darlo todo.
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