La vereda se llama de "los neveros" porque antiguamente (desde el siglo XVI hasta 1930 en el que las fábricas de hielo hicieron su aparición en Granada) había jornaleros que se encargaban, con mulas, de subir hasta los 2300 metros de altitud, las posiciones de nieve o neveros, y coger nieve para hacer helados, refrescos o para conservas.
Caminamos por el popular camino de la bicha, pero no podemos pasar junto a la fuente que le da nombre debido a un desprendimiento causado por los temblores de hace unos días. Haciendo un giro en nuestro camino llegamos al primer reto de la jornada; ante nosotros arranca una cuesta muy pendiente. Con no poco esfuerzo llegamos hasta el Camino de los Neveros. Hacemos una foto antes y otra después de la subida que nos demuestra que estamos hechos unos robles; más guapos y con mejor color de cara aquí arriba.
Dejamos a la derecha la Cañada Real de la Cuesta de las Cabras y tras alguna subida y bajada iniciamos la Cuesta del Desmayo. Pero todos caminan sin desmayo. A unos 700 metros y tras tomar la fruta, tomamos un desvío a la derecha que nos conducirá hasta una era de trillar situada en una encrucijada. El camino blanquea con las flores de los almendros, heraldos de la primavera.
Llegamos así, a buen paso para no perdernos una cerveza o un vino con una buena tapa, a la plaza del pueblo de Monachil.
Y la receta de hoy: pasta con setas al curri.
Freímos unos ajos y añadimos taquitos de jamón y setas en tirillas. Cuando las setas están hechas, espolvoreamos sal, pimienta y una pizca de curri. Incorporamos un brick de nata light. Por último cocemos los macarrones y, tras escurrirlos, le añadimos las setas y un par de cucharadas de queso rayado.
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