jueves, 23 de noviembre de 2017

La vereda del tranvia y la Cruz de Viznar.


Hoy los senderistas de Buenos Aires caminaron por la vereda del tranvía serrano en Güejar y por los caminos que nos alzan a la Cruz de Viznar (Sierra de Huetor).

Un grupo partió de Güejar Sierra bajando por el Camino del Sotillejo hasta el Genil. Desde aquí seguimos la pista del antiguo tranvía. Pasamos por el Río Maitena hasta llegar al Barranco de Río San Juan. Un sector del camino lo hacemos por el arranque de la emblemática Vereda de la Estrella.

Este sector del valle del Genil es una buena oportunidad para acercarnos a los colores y olores del otoño y para recordar la historia del tranvía que hacía de funambulista por estos parajes.

El popular y querido Tranvía de la Sierra (1925 – 1974) fue uno de los pioneros en lo que a ferrocarriles españoles de montaña se refiere. Destacó por su carácter eminentemente turístico; su finalidad fue mostrar al público en general las bellezas de Sierra Nevada. Todo ello a través de un medio de transporte colectivo que generaría riqueza, a raíz del creciente interés por las actividades de ocio relacionadas con la montaña, mediante la construcción complementaria de hoteles y albergues.


El impulsor de este importante proyecto fue Julio Quesada Cañaveral y Piédrola, duque de San Pedro de Galatino, conde de Benalúa y de las Villas y señor de Láchar, un hombre adelantado a su tiempo, polifacético en sus actividades y siempre inmerso en proyectos empresariales que buscaron el despegue económico de la provincia granadina.

Sin embargo, la historia de este ferrocarril ha estado sujeta a una suerte de dificultades y de circunstancias, no siempre explicables, que terminaron por convertirlo en un proyecto incompleto que no llevaba a ningún sitio. La construcción del embalse de Canales  fue el colofón de una serie de adversidades que acompañaron el devenir de este malogrado Tranvía de la Sierra.


El orto grupo de caminantes recorrimos unas veredas de la Sierra de Huetor que nos alzarían hasta una solitaria cruz que corona el Collado de Víznar.


Desde Viznar vamos al Área Recreativa de Puerto Lobo ascendiendo por el Barranco de Viznar. Contemplamos la antigua acequia Aynadamar que nace en el vecino pueblo de Alfacar.

Una vez en Puerto Lobo Seguimos la pista forestal de la Alfaguara que discurre por terreno llano. Llegamos  a una senda que inicia una subida hacia la izquierda. Aquí encontramos una placa homenaje a un montañero. Ascendemos entre pinares por el Barranco de la Umbría. Pasamos bajo algunos pinsapos, árboles muy singulares de esta sierra.


La llegada al Collado de Víznar se agradece tras el esfuerzo realizado.  Las vistas de la depresión de la Vega son la recompensa. Tras respirar un poco, cuestión siempre conveniente, iniciamos la subida hasta un pequeño observatorio del INFOCA donde reponemos fuerzas. Bajamos de nuevo tras disfrutar de una panorámica completa de este parque natural.


Nos desviamos a la izquierda para alcanzar el siguiente objetivo, la emblemática Cruz de Víznar. Llegar allí  requiere una pequeña y corta escalada rodeando el torreón;  este esfuerzo merece la pena teniendo en cuenta las excepcionales vistas que encontramos en la cima, donde se yergue la Cruz que da nombre al sendero.

Tras haber disfrutado la sensación de la altura, descendemos por el mismo camino hasta el Collado de Víznar.  Nos sorprende el majestuoso y pausado vuelo de cuatro parejas de buitres leonados que danzan sobre nosotros. Rápidamente nos contamos por si falta alguien...

Tras este encuentro nos espera un pronunciado descenso por la solana de la Cruz de Víznar, que discurre bordeando un roquedo dolomítico. La senda termina en Puerto Lobo desde donde marcharemos a Viznar.

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