Esta idea se nos ocurrió al ver, al atardecer, el vuelo de los vencejos. Sus trayectorias se entremezclan aparentemente azarosas, pero en todo momento contribuyen a la poesía del cielo.Cada miembro del equipo de Ciempiés nos mando un verso, un vencejo. Con ellos, y respetando el orden de llegada, se compuso el primer poema. Luego, Vero, Juan y Miguel los combinaron a su gusto. Y en todos los casos la poesía tuvo sentido.
Disfrutemos de todos los buenos momentos.
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