Uno de nuestros más queridos cuentos con el que nos hemos encontrado hoy en una plaza de Armilla, la de Cervantes ni más ni menos. Es la primera vez que montamos la escena en mitad de una zona infantil. La verdad es que daba un aire muy divertido.
Las apariencias engañan. No hay mal que por bien no venga. Son dichos populares que servirían como arranque de esta historia. Pero preferimos decir: ¡Música maestro!
Por que la música de Mozart acompaña toda la narración en la que el respeto a las diferencias, el encuentro, el perdón y las falsas apariencias están muy presentes.
En ocasiones alguien con malas, aprovechando una situación injusta, la lía parda. Y ese puede ser el desencadenante de un problema mayor cuya resolución implica llegar a una situación mejor que la de partida. En ese caso ese alguien es bruja o hada.
En este cuento parece ser que bruja y, además, mala malísima.
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