En nuestras labores es fundamental evitar riesgos innecesarios. Es evidente que al trabajar con los locos bajitos puede ocurrir lo inesperado, que al situar nuestros recursos en espacios abiertos aparecen imprevistos. Pero la prevención de problemas se consigue siguiendo tres pasos básicos: (1) estar siempre alerta; (2) diseñar en función de las capacidades de los participantes; y (3) establecer programaciones lógicas que prescindan de actividades peligrosas y que no establezcan en su temporalización excesivos tiempos libres.
Los profesionales que trabajamos en educación no formal, en actividades de ocio y tiempo libre, debemos presumir de nuestra peculiar bizquera causada por tener un ojo en el suelo y otro en el horizonte.
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