jueves, 27 de febrero de 2014

El Cerro de la Atalaya

 


Partimos del pueblo del Padul y nos dirigimos a la antigua carretera N-320. Nos damos cuenta de que tener la percepción de esta villa como un lugar plano es una entelequia; las cuestas del Padul pesan en nuestras piernas y no hemos salido de sus calles. 

Pasamos junto a Casa Grande, palacio barroco del siglo XVI sin duda el edificio más emblemático del Padul. Pertenece al tipo de Palacio de Asiento, que, como se sabe, es aquel que tiene asientos ubicados en su entrada o zaguán, significando ayuda para los pobres que pedían alimento y protección. 
En el frontispicio de la casa figura una lápida que recuerda la defensa realizada por Martín Pérez de Aróstegui en el año 1569.
El apellido de este soldado de los Reyes Católicos ganó fama y gloria en el episodio histórico del ataque de los moriscos rebeldes del Valle de Lecrín al Padul, en el que la familia defiende con todo lo que puede el edificio.

La calle Nieves nos conduce a la carretera; al atravesarla encontraremos un panel informativo que nos guía hasta el inicio de la verda de los gudaris.  Esta denominación se debe a que estos caminos fueron labrados por por soldados vascos presos, durante la guerra civil, en el presidio instalado en Casa Grande. El trazado coincide con el límite del espacio natural de Sierra Nevada. 



Después de cruzar varios barrancos por unos diques bien conservados, se inicia una subida dura y zigzagueante que salva un desnivel de unos 230 m. Hemos llegado a la cañada de la cruz de la Atalaya. Se continúa por un cortafuegos que nos conduce a la cruz de la Atalaya (1240 m). Las vistas son espectaculares. Allí, protegidos del viento frío por unas peñas labradas por el tiempo, nos tomamos un refigerio. Como el pasado sábado se conmemoró el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado, leemos una poesía muy cercana a los senderistas:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Una centena de metros más abajo se encuentra el mirador del Padre Ferrer, donde un monolito deja constancia de la admiración del montañismo hacia la figura de este hijo predilecto del Padul. 

Bajamos por la vereda de los gudaris por un piso bien conservado y con preciosas vistas sobre la vega del Padul en la que brillan las aguas de las lagunas entre el verde intenso del cereal reción nacido. Llegamos al mirador existente junto a las canteras del millón cuarenta y ocho. A 600 m de este mirador llegamos a la bifurcación del sendero y cerramos el sentido circular de esta ruta. Y de vuelta en el padul pasamos junto a la Iglesia de Santa María la Mayor y nos fotografiamos junto al antiguo Lavadero y la Fuente de los Cinco Caños. 

Y como nos acercamos al tiempo del carnaval, la receta que nos dan es la de la cuajada de carnaval.
Tomar un pequeño lebrillo de cerámica granadina (vale cualquier otro de cerámica vidriada) y forrarlo por dentro con mantecados hechos polvo... queda como una masa. Poner sucesivamente una capa de natillas espolvoreadas con canela, otra capa de cabello de ángel (lo venden en latas) otra de granitos de almendra tostada y machacada y otra de bizcocho o galletas remojadas en leche, repetir las capas hasta llenar el lebrillo hasta el borde, procurando que la ultima capa sea de natillas, entonces la cubriremos con otra de mantecado y acabaremos espolvoreándola con azúcar glas hasta dejarlo todo blanco. Decorarlo con un dibujito de canela.
  

2 comentarios:

LOLI RUS dijo...

CÉSAR,CÓMO ME HUBIERA GUSTADO HACER LA RUTA DEL MIÉRCOLES, PUES TENÍA MÁS DIFICULTAD Y ME HUBIERA ENCANTADO PROBARME, YA Q. TODOS LOS DÍAS ME RESULTAN MUY CÓMODAS Y FÁCILES...PERO... TUVE LA VISITA DE MI NIETO PARA PASAR ESTOS DÍAS Y ESO SON PALABRAS MAYORES.ANTE ÉL, Q. LO VEMOS DE TARDE EN TARDE, LO DEJO TODO.
BUENO, OTRA VEZ SERÁ, Y ESPERO Q. TODO SALIERA COMO NOS TIENES ACOSTUMBRADOS. UN SALUDO LOLI RUS

Anónimo dijo...

Gracias Loli

Los nietos valen más que mil pasos, que mil montañas, que mil rallos de sol, que el aroma de mil flores de romero, que la satisfacción de coronar mil cumbres, ....

Cesar