viernes, 17 de marzo de 2017

El C.O. Antonio Callejas en la Vega.

Una maravillosa mañana primaveral en la Vega de Granada. Es siempre una gozada compartir espacio vital con este grupo de personas, siempre dispuestas a la sorpresa.

Hoy los chicos y chicas del Centro Ocupacional Antonio Callejas de Santa Fe, en el marco del programa de actividades medioambientales financiado por su ayuntamiento, han pasado el día en la Vega de Granada ya vestida de primavera. Las flores blancas y rosas de los frutales  y los amarillos jaramagos nos dan la bienvenida.

Primero damos un paseo dando unas pinceladas sobre la Vega centrándonos en el paisaje y en el agua. Nos fijamos en las plantas que nos rodean realizando una prensa de campo y un marca-páginas.


Pronto nos encontramos con una agricultora que nos habla de los cultivos de hoy y de ayer, de las herramientas, del calendario del hortelano. Nos invita a acercarnos a su cortijo, regalándonos unos plantones que plantaremos en la huerta.

Visitamos el centenario Cortijo del Pino e intentamos averiguar la edad del enorme árbol que le dio nombre y hoy es solo un tocón cuyos anillos concéntricos pretenden contarnos su historia.

Y junto a la acequia Tarramonta nos saluda una acequiera. Junto a una compuerta y un partidos nos habla de su oficio y de las acequias: su antigüedad, su función, sus nombres, los turnos de riego... Y decide llevarnos a un secadero desde el que se ve un pozo famoso en la zona, el de Santa Clara.


Surgiendo del mundo de las leyendas, aparece el pocero de Santa Clara, con sus ropas raídas, sus descuidados cabellos y su máscara de esparto. Y nos cuenta su historia: la del pocero sin suerte que hablaba con las urracas.


Y después de jugar con el pelele, llegamos al Aula Rural donde nos tomamos un respiro zampándonos unas palomitas y una limonada recién hechas. Tras el descanso, dedicamos un rato a conocer los animales del corral y a plantar en la huerta perejil, acelgas, cebollas, tomates y berenjenas.

Como es un no parar, pasamos ahora a jugar; la tangana, la petanca, el soplio, la sogatira,...

Cuantas sorpresas. Ahora aparece un gran duende cabezón que dice llamarse Torpón. Nos reímos mucho con sus bobadas y nos invita a dedicar luego un rato a realizar unos talleres en los que aprovechamos las plantas y otros productos naturales.

Comemos muy a gusto escuchando los trinos de los pájaros y finalizamos la jornada realizando unos talleres de cosmética natural y de uso de lana.

Un gustazo enorme encontrarnos con vuestro cariño una vez más.

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