
Con el grupo de Senderismo Buenos Aires, hoy, Día Internacional del Agua, nos acercamos al río Monachil. Recorreremos el maravilloso desfiladero de los Cahorros, al que accedemos por una nueva ruta, por el Camino del Río.
Y además de caminar, ponemos a prueba nuestro equilibrio y el estado de nuestras bisagras. Y os otorgo un sobresaliente como intrépidos exploradores.

Para conmemorar la importancia del agua en su día, elegimos el Río Monachil, a su paso por Los Cahorros, por su transcurrir encajonado a través de un impresionante valle, por encontrarse dentro del Parque Natural de Sierra de Nevada y por estar lleno de elementos emocionantes.

El cañón de Los Cahorros es uno de los mayores atractivos del municipio de Monachil. Es una zona de media montaña de materiales calizos, lo que da lugar a formaciones abruptas y muy erosionables a las que se agarran las plantas rupícolas. Lo más típico del recorrido es el puente colgante de 63 metros de longitud y más de cien años de antigüedad.
Nosotros partiremos andando desde el pueblo por la Calle Huenes hasta tomar una nueva y preciosa vereda llamada Camino del Río. Mimbreras, sauces, tarajes y otros árboles de galería se encargan de verdear el escenario; el trino de los pájaros de ribera y el fluir de las frías aguas del río son la banda sonora, una sinfonía siempre igual, siempre diferente.
Pasamos por la derruida Central Hidroeléctrica de "La Trola". Estuvo funcionando hasta la década de los 60 en la que un movimiento de tierras provocó su cierre. Hoy día es una ruina que la naturaleza va mimetizando con el entorno.


Con el corazón sobresaltado por tal belleza (y por los grandes peldaños que debemos ascender en el tramo final tras atravesar unos pequeños puentes), llegamos al emblema de esta ruta, el gran puente colgante. Lo atravesamos con respeto, de cuatro en cuatro, disfrutando de las sensaciones que en nosotros despierta.


Llegamos así a las Azuleas donde repondremos fuerzas bajo el vuelo nupcial de las chovas piquirrojas.


Pasamos bajo un viejo cortijo equilibrista de estas laderas y llegamos al punto más alto del recorrido. Solo resta bajar hasta unas antiguas eras de trillar, desde donde nos despedimos de este valle, y continuar el descenso hasta el pueblo de Monachil.
Hoy nos acompaña Miguel que a partir de ahora cuidará de que no perdamos el paso.
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