sábado, 3 de diciembre de 2022

Casa de Porras en la Silleta.

Hoy hemos caminado por los montes y valles de Dílar, disfrutando de estos paisajes labrados por la paciencia y el agua, por entornos que verdean merced al milagro de la lluvia.

Subir a la Silleta es un reto que todo senderista granadino debe pretender, un lugar emblemático al que ascienden las nubes bajas para dejar la Vega de Granada y buscar los humedales del Padul y la cabecera del Valle de Lecrín. 

La ruta asciende desde los 945 metros de Ermita Nueva hasta los casi 1.500 de la Silleta de Padul, lo que permite cruzar distintos paisajes de baja y media montaña y admirar la impresionante formación rocosa Piedra Ventana. 

Partimos del pueblo de Dílar, localidad serrana enclavada entre la ribera del Dílar, los Alayos y las montañas del Manar, concretamente de Ermita Nueva. 

Se encuentra en lo alto del pueblo junto al parque del mismo nombre. Está dedicada a la Virgen de las Nieves y data de 1796. Su ubicación le regala unas hermosas vistas, pudiendo disfrutarse de la Boca de la Pescá, el Trevenque, el Cerro de Huenes y el Picacho Alto. 

Iniciamos la ruta en dirección sur desde la espalda de la ermita por una pista que asciende suavemente entre almendros y olivos. A kilómetro y medio se llega a una balsa de riego, hoy un espejo donde se asoma el cielo y las montañas. 

Nos internamos por una vereda que traza una línea sinuosa por el Barranco Hondo. En constante ascenso nos conduce al collado de los Cabreros. Es una dura pero encantadora vereda, rodeada de pinos y matorrales entre los que destaca el verde apagado del espliego y las salvias. 

Alcanzamos el collado desde el que contemplamos la Silleta bajo una lluvia fina. Un indicador marca 900 metros hasta nuestro objetivo. Atravesamos unos campos por una vereda que parece un senderillo de hormigas. 

Tomamos una senda a la izquierda hasta un nuevo indicador que nos cuenta que la distancia se ha reducido a 400 metros. Proseguimos primero tomando un sendero a derechas que en breve tuerce a la izquierda para proseguir por una pendiente vereda hasta llegar a un repecho final que nos conduce hasta el Cerro de la Silleta. Esta ruta, en ocasiones es un garabato de veredas que debemos saber escoger con corrección. 

Trepamos hasta el punto geodésico que marca el punto más alto de la Sierra del Manar. Nuestro esfuerzo es recompensado con tres regalos: un paisaje maravilloso con vistas magníficas en los cuatro puntos cardinales, la visión del mar al sur y de un arcoiris al norte. 

Cambiamos de ladera, contemplando ahora la vega del Padul. Nos dirigimos hacia Piedra Ventana dejando un cruce a la izquierda hasta el que luego retornaremos. A unos 300 metros se encuentra ese capricho de la naturaleza, una gran roca caliza horadada que enmarca el paisaje. Contemplamos las Lagunas del Padul y, a contraluz, la silueta de una cabra montesa alemana en lo alto de Piedra Ventana.  

Retornamos al cruce y continuamos la marcha caminando ahora hacia el este a lo largo de la Sierra del Manar, llegando al puerto de Mala Mujer. Allí nos encontramos de nuevo con el arcoiris. 

Proseguimos por una bonita vereda que, en descenso entre pinos nos sitúa en un cortafuegos. Lo cruzamos y tomamos una pista forestal a la derecha. En ese lugar podemos ver una antigua piedra que pone Coto del Excelentísimo Señor Marqués de Dílar. 

Caminamos por un cómodo carril forestal en dirección a Ermita Vieja. Llegamos así a un cruce donde nos desviamos hacia Ermita Vieja, situada a 900 metros de dicho punto.

La Ermita del Picón del Savial o Ermita Vieja (1.380 metros de altitud) ya no existe. Estuvo funcionando durante los años 50, pero se abandonó y terminó perdiéndose. En 1991 la Agencia de Medio Ambiente realizó en sus inmediaciones un refugio de cazadores con un peculiar estilo y restauró una antigua alberca.

Retornamos a la pista tomando un atajo. Un indicador nos marca unos 4 km hasta Ermita Nueva bajando por un camino pedregoso y empinado que pone en valor el poder de nuestras rodillas. Llegamos hasta una rambla. La bajamos un tramo para desviarnos por un carril a la izquierda.

 

Realizamos un último esfuerzo para subir a las inmediaciones del cerro de Poca Leña. Desde allí bajamos por un pinar hasta llegar a un camino entre olivos que seguimos hasta llegar al punto de partida. 

Finalizamos así esta maravillosa ruta en un día frío de lloviznas y arcoiris; 15 kilómetros y 750 metros de desnivel acumulado. 

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