sábado, 1 de febrero de 2020

Senderismo Casa de Porras. Acequia Real.


Comienza una nueva etapa, nuevas rutas del grupo de Senderiamo de Casa de Porras.

Arrancamos desde el Palacio del Almirante, lugar del bajo Albaicín que da cobijo a las actividades del centro cultural casa de Porras dependiente del Vicerractorado de Extensión Universitaria y Patrimonio de la UGR.

Bajamos por la Calle San Jose para, antes de llegar al Paseo de los Tristes, pasar por Casa de Porras, nuestro particular homenaje.


En una mañana brumosa de invierno, realizamos una de las rutas de senderismo más bonitas que pueden disfrutarse partiendo de la ciudad de Granada: Valparaiso y la Acequia Real.

Tomamos ahora la Vereda del Avellano, que nos conduce hasta la Fuente del Avellano donde los aguadores granadinos cargaban sus tinajas, donde Angel Ganivet y su cofradía se reunían para pensar y tragar tristezas y pesimismos.


Tras visitar la fuente, retrocedemos para tomar, una vez dejado atrás el tristemente famoso Tajo del Pollero, una vereda ascendente a la izquierda. Entre durillos con sus ramilletes de frutos rojos, ascendemos hasta alcanzar la cota de la Acequia Real.


La Acequia Real (siglo XIII), también llamada de la Alhambra, del Rey, de Alcotán o del Sol, canalizaba el agua procedente del río Darro desde la Presa Real, situada en el paraje de Jesús del Valle. Tiene un trazado de unos seis kilómetros hasta llegar a las huertas del Palacio del Generalife y a la Alhambra.


A tres kilómetros de la toma de agua del Darro, la Acequia Real se divide para llegar al Generalife, huertas y parte de los palacios, dibujando líneas transversales a dos alturas en la ladera del Cerro del Sol: la acequia de los dos Tercios y la del Tercio. Sobre esa segunda línea discurre una tercera que es el camino de mantenimiento de la acequia más moderna que discurre entubada del siglo XVI. Y sobre ella la acequia medieval (siglo XV) de los Arquillos con sus dos derivaciones, la del Genil y la del Darro que es la que nosotros recorremos.


Nosotros iniciamos el paseo siguiendo la acequia de los dos Tercios donde nos da la bienvenida una melé de sapos corredores en desordenada orgía. Salvado un primer barranco, ascendemos hasta la acequia moderna. Seguimos su trazado sin desviarnos ni a derechas ni a izquierdas, rodeados de encinas, coscojas, lentiscos y otros matorrales mediterráneos.


Llegamos así a un húmedo quejigal que nos conduce hasta el Barranco de las Tinajas donde damos la vuelta. En el camino llama nuestra atención numerosos túneles dedicados al control y limpieza de la acequia construida en galería.

Regresamos por nuestros pasos hasta tomar una senda que asciende hasta la vereda alta, la acequia de loa Arquillos, y la recorremos hasta llegar a la Silla del Moro. Las vistas a la ida y a la vuelta son impresionantes: la ciudad detenida en el tiempo mil años atrás, mostrando el Sacromonte y el Albaicin. Y las fértiles huertas del valle del Darro, de Valparaiso.


Antes de llegar a la Silla del Moro nos desviamos a un bonito mirador desde donde contemplamos nuestra ciudad.


Pasamos junto a la Silla del Moro o el Castillo de Santa Elena, una construcción nazarí.  Su función era la de vigilar el curso de la Acequia Real, que abastecía de agua La Alhambra, el Generalife y las huertas aledañas. En antiguos documentos se menciona la existencia de una mezquita, que en época medieval fue reconvertida en ermita bajo la advocación de Santa Elena.

Y desde allí  retornamos al centro de la ciudad.

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