miércoles, 5 de febrero de 2020

Ruta 16. Cerro Buenavista



Una mañana propia de este febrerillo loco que trastorna la floración de cerezos y almendros y alguna que otra cabecita. Por la mañana el frío era responsable de la supervivencia de pequeños neveros y de los charcos helados; al mediodía el cálido sol invitaba a soñar con la primavera.

Nos encaminamos a un cerro, ese que nunca sabemos si se llama Buenavista o Bellavista. Para el caso es lo mismo ya que su nombre esconde la auténtica realidad: en un día claro como el de hoy, los paisajes desde sus mil seiscientos metros son espectaculares.


Comenzamos la ruta en el Puerto de la Mora. Tomamos la salida de Prado Negro tomando la carretera de la derecha. Paramos junto a un mojón donde una flecha marca la dirección hacia El Pozuelo, desde donde sale un carril asfaltado hacia unas canteras.


Estamos en la base de la Umbría de la Cañada de las Yegüeras. Esta zona de pinos silvestres y cedros está protegida como Reserva Micológica. Aún conserva pequeñas manchas de nieve que nos recuerdan las pasadas nevadas.


Cogemos este carril que penetra en el parque en ligero ascenso. Dejamos a la izquierda una vereda que nos conduciría a la Casa Forestal del Pozuelo situada a un kilómetro aproximadamente.


Seguimos adelante y a unos metros parte una vereda de tierra a la izquierda que debemos tomar. Pronto encontramos un cruce; nosotros seguimos por el camino de la izquierda. El de la derecha nos llevaría hasta unas canteras abandonadas situadas al pie del Alto de la Majada de los Machos.


Si seguimos esta vereda, nos llevará en continuo ascenso hasta el Cerro de Buenavista (1.664 m). Este monte consta de dos picachos separados por una pequeña vaguada. Primero nos acercamos al alto donde encontramos una caseta forestal de vigilancia desde contemplamos unas preciosas vistas del entorno. Aquí nos tomamos el refrigero de media mañana. Y Juan nos da una lección magistral de los perfiles que desde aquí observamos.


Luego nos dirigimos al picacho vecino, donde visitamos el punto geodésico y una pequeña cueva que ha debido ser refugio de pastores y montañeros.


Regresamos al punto de partida por las mismas veredas. Pero antes nos desviamos para ver la casa forestal del Pozuelo, donde nos esperan dos cariñosas yeguas. Su veleta hace honor a su nombre.


55 senderistas, 12,5 kilómetros recorridos, 202,5 kilómetros acumulados. 

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