En esta ruta hicimos una travesía entre Güejar Sierra y Quentar, es decir, nos adentramos en la depresión formada entre Sierra Nevada y el Parque Natural de la Sierra de Huétor, el entorno bañado por las transparentes aguas del Río Aguas Blancas.
Partimos de la fuente situada en la plaza de Güejar. Desde allí trepamos por sus calles estrechas y quebradas (una señora de Güejar nos dice que es una cuesta con muchos pendingues) hasta el Barrio Alto, donde haremos una obligada parada en su Fuente de los Dieciséis Caños, aunque en realidad tiene uno más.
Seguiremos subiendo hasta el Collado de la Cruz de la Trinchera, dejando a la derecha el enorme Calar de Güejar y a la izquierda la Loma de los Jarales. A nuestras espaldas el Veleta. Esta cruz es más humilde que otras comúnmente visitadas por los senderistas; entre los olivos del collado esconde las grandezas y miserias de tantas tristezas acontecidas en estos parajes.
Tras caminar un tramo por la carretera, tomaremos un atajo por una trincadera que nos evita varias curvas de la carretera. Cruzamos nuestros pasos con los de un pastor y su rebaño. Nada más salir de nuevo a la carretera, en una curva muy cerrada, tomamos un carril de tierra a la izquierda. Pronto, nos desviamos a la derecha por un camino viejo y estrecho, custodiado por dos cercados de piedra. Llegamos así al Collado de la Trinchera, el punto máximo de elevación de nuestra ruta, allá por los 1.289 m. Entre olivos y almendros, dando sombra sobre las tierras de labor, nos encontramos la cruz de piedra.
Tomamos un camino a la izquierda que nos conduce hacia las faldas de la Loma de los Jarales. Estas son las tierras que rodean el Cortijo Majano. Este carril lo vamos descendiendo poco a poco viendo el encalado pueblo de Quentar al fondo. El tajo del reloj, las tierras de Beas con su "Fraile" y las lomas de Dúdar conforman su magnífico telón de fondo. Disfrutamos de las bondades del otoño: castañas, acerolas, majoletos, nueces y granadas.
Este descenso nos conduce hasta el puente sobre el río Aguas Blancas. Desde allí bajamos hasta el río para visitar una pequeña piscifactoría donde se crían truchas asalmonadas. Luego regresamos por camino antiguo hasta Quentar (872 m de altitud), del árabe "Qaryat al-Qantar" que significa "puente y paso hacia la alquería".
Hoy nos dan dos recetas con las que sobrádamente repondremos las calorías gastadas.
Patatas al ajillo o a la importancia:
Freímos un pimiento rojo de cornicabra y unos ajitos. Se retiran y se pasan por la batidora. En ese mismo aceite se fríen unas patatas en láminas. Se retiran y se escurren bien. Luego se les echa por encima el pimiento y los ajos triturados y un poquito de picante.
Revuelto de morcilla
Se fríe cebolla hasta que quede transparente; entonces añadimos unos taquitos de manzana y les damos unas vueltas. Luego se echa la carne picada de la morcilla fresca y la freímos un poco. Cuando está hecha cascamos unos huevos en la sartén y los removemos. Si nos ponemos cursis, lo utilizamos como el relleno de envoltorios de masa de hojaldre que meteremos al horno.
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